Lo que de veras (me) importa…


(Dedicado con todo mi cariño y admiración a Bertha, que muestra el camino como un ave migratoria, encabezando la formación)

L@s que sois más o menos asidu@s a este balcón rivendeleño os habréis dado cuenta: llevo una temporada que apenas escribo. No sólo aquí, en mi rinconcillo, sino tampoco en otros blogs que solía frecuentar, casas amigas donde siempre me sentí a gusto, donde mis inquietudes se iban disipando, a la vez que iban surgiendo otras.

Pero, si os soy muy sincera… ¡ya no me apetece tanto bloguear! Bueno, ya lo he soltado. Hay un momento en el que llegas a tal nivel de saturación que tienes que parar.

Estos dos años de curiosear por el ciberespacio me están pasando factura, tanto física como emocionalmente. Ahí están, para dar ejemplo, mis pobrecitas cervicales, que siempre fueron mi punto débil, pero ahora las tengo hechas fosfatina (se me ha empeorado una vieja contractura que me provoca dolores y hasta mareos). ¿Y qué decir de mis retinas, hechas polvo por las radiaciones de la pantalla y por tantas sesiones de escritura a altas horas de la madrugada? Definitivamente, eso no es nada bueno cuando en los ojos tienes algo llamado «degeneración en empalizada»…

Pero bueno, en realidad eso es lo que menos me preocupa… Es en el ámbito personal donde más se han hecho notar los efectos de esta temporada de ciber-adicción. Quizá me volqué demasiado en la comunicación virtual, en aras de una supuesta (y en muchos casos verdadera) conexión con seres afines y una ampliación de cierta red de conciencia colectiva… Pero el precio a pagar es que te vas distanciando de las personas que quieres, seres cercanos que te necesitan y te añoran, ésos que comparten tu verdadero día a día, tu existencia cotidiana. Al menos así ha sido en mi caso particular: debo reconocer que me estaba volviendo demasiado melancólica, distante, poco comunicativa y hasta arisca con los que me rodean, siempre con el «run-run» en la cabeza de todo lo que iba leyendo y descubriendo, pensando en lo horrible que está el mundo, sin apreciar la belleza que me rodea a cada instante… Y me alegro de haberme dado cuenta.

Lo cierto es que ahora necesito hacer algo así como «examen de conciencia», y reflexionar sobre cómo me siento, asumir cosas y tomar decisiones. Y en eso estoy en estos momentos, amig@s.

Reconozco que cada vez me apetece menos navegar por Internet, y eso que he sido polizón, grumete, tripulante y capitana por sus aguas durante dos años muy intensos… Pero empiezo a hartarme de tanto oleaje, y antes de acabar náufraga en una isla desierta, prefiero ir buscando tierra firme. Eso no significa que renuncie completamente a hacerme a la mar…Pero, por seguir con la  metáfora, voy a lanzarme menos a mar abierto y trataré de dirigir más la proa hacia costas interiores.

Por eso os comunico que «bloguearé» lo menos posible, a partir de hoy. Pero tranquilos, que no se trata de un adiós definitivo: me gusta demasiado escribir. Es para mí una especie de necesidad, algo casi terapéutico. De hecho, en mi bolso siempre llevo algún  cuadernillo o libreta en donde suelo atrapar al vuelo las ideas que me pasan rozando, antes de que se me escapen… Y tengo los bolsillos de los pantalones llenos de post-it con frases garabateadas en el mismo momento en el que nacen, mientras estoy fregando, o haciendo la comida, o esperando a las niñas a la salida del cole… En realidad, creo que lo hago para mantener cierto grado de cordura y lucidez… ¡Y para acordarme de las cosas, porque tengo muy mala memoria! 🙂

Además, me produce una ilusión muy especial saber que hay gente que conecta con lo que expreso y siento, y me consta que hay personas (pocas) a las que, tal vez, les entristecería si me fuera “del todo”. Pero las cosas van a cambiar en Rivendel. Quiero que éste siga siendo un patio acogedor para mí y mis amigos, aunque a partir de ahora venga menos y, cuando lo haga, sea para contaros lo que estoy haciendo a nivel personal para mejorar el mundo en el que vivo. Se tratará de pequeñas acciones prácticas, movimientos de ficha individuales hacia esa realidad que deseo y que, ahora lo sé, no me vendrá dada desde fuera. Y me tiene sin cuidado si me leen ocho que ochenta, si ell@s también se ven estimulad@s a descubrir su propio potencial individual para el cambio.

Porque ya no me interesa tanto escribir, ni leer, ni ver documentales, ni intercambiar parabienes con otros blogueros… No, ahora lo que quiero es, sencillamente, VIVIR, pero no vivir de cualquier manera, no: me refiero a instalarme cómodamente en el AHORA y vivirlo con plena aceptación.

Dice Eckhart Tolle que todos deberíamos plantearnos con frecuencia una pregunta importante: ¿Cuál es mi relación con el momento presente, con el Ahora, con lo único que de veras existe? Esa (aparentemente) sencilla cuestión necesita una respuesta meditada, verdadera y alerta, pues debemos dilucidar si tratamos de ver el Presente como un simple medio para lograr un fin, o como un obstáculo, o como un enemigo, o como una oportunidad… Es una buena pregunta para desenmascarar al Ego manipulador que llevamos dentro. Si el momento presente, el Ahora, es lo único que tenemos siempre, y dado que la vida es inseparable del Ahora, en realidad nos estamos preguntando ¿cuál es mi relación con la Vida? Es nuestro deber y nuestro poder decir sí al Presente y a la Vida, convertirlos en nuestros amigos, y eso sólo puede hacerse observandonos a nosotr@s mism@s, nuestros pensamientos y nuestras acciones. Y, sobre todo, siendo coherente con ambas cosas.

En estos días en los que parece que todo se acelera, y no sabemos muy bien lo que va a pasar, es hora de empezar a tomar decisiones personales. En mi caso, una de ellas es alejarme un poco de esta vorágine de info-desinformación, dudas, temores, negatividades y elucubraciones que genera el uso (más bien abuso) de Internet. Hay cosas buenas en la red de redes, eso es indudable, pero también se siembran sombras desde blogs aparentemente dedicados al “despertar de la consciencia” o al “cambio de paradigma”. Reconozco que he sido casi adicta a algunos de ellos (lo que me ha generado no pocos quebraderos de cabeza y discusiones domésticas), y muchos me siguen gustando, y continuaré visitándolos en algunas ocasiones… pero ahora debo empezar a sedimentar, a filtrar y a asimilar lo que verdaderamente me pueda aportar algo positivo. Una labor serena y concentrada, la de separar el oro de la paja…

Todavía no soy capaz de renunciar a la tecnología, a pesar de que sé que se trata de un arma de doble filo. No soy tan valiente, ni tan resuelta, ni tengo las cosas tan claras como los indios de Norteamérica, que se marcharon de la red porque no querían formar parte de los bichitos atrapados en esa tela de araña. Pero sí que trataré de dosificar el grado en el que me involucro. No puedo permitir que el ordenador me absorba un tiempo insano, ni  mucho menos si es en detrimento de mi vida familiar y personal. Ahí está el meollo de la cuestión. Confieso que  ha habido momentos en los que así ha sido, y he dejado de compartir ratos con mi familia por estar realmente enganchada a la pantalla. Y cuando la vida “virtual” llega a importarte más que la vida “real”, entonces mal asunto… Eso no se puede permitir.

Lo cierto es que cuando tienes cuarenta y tantos, empiezas a plantearte las cosas con cierta perspectiva que antes es muy difícil de tener. Y llega un momento en el que echas la vista atrás, y casi no te reconoces, no sé… es como si tu vida no la hubieras vivido tú, sino otra persona. Tantas circunstancias, ilusiones truncadas, dudas por resolver, angustias, quebraderos de cabeza, tropezones, miedos… salpicados, aquí y allá, por breves instantes de felicidad. Y te das cuenta de que, al cabo de los años, los momentos de dicha son cada vez más efímeros, y las dudas son lagunas que amplían su cauce hasta el límite del desbordamiento.

Pero, por más que asuste eso de mirar tu vida hacia atrás y no reconocerla como propia, por más que te duela comprobar que una y otra vez has ido tropezando con las mismas piedras, si te fijas bien… siempre hay un hilo conductor a lo largo del trayecto, un hilo tan fino como la hebra de un gusano de seda, delicado pero resistente, y ése lo manejas tú, lo reconoces como algo propio

Si lo pierdes de vista, entonces la cosa va mal. Lo importante es no soltarlo nunca, pase lo que pase. Porque ese hilo, como el de Teseo en el laberinto del Minotauro, es el único que te puede mostrar el camino de vuelta. Y el regreso no tiene otra meta más que tú mismo.

Yo creo que, en la medida de nuestras posibilidades, porque no es fácil y tampoco hay que radicalizar posturas, todos tendríamos que empezar a replantearnos cómo queremos vivir, cómo queremos que sea el mundo de nuestros hijos, pero «de verdad», desde nuestra responsabilidad individual. No podemos esperar a que vengan otros de fuera a solucionarnos la papeleta, porque este mundo no hay quien lo arregle ya…  O, desde luego, no se va a arreglar desde los partidos políticos, ni desde las juntas ciudadanas, ni desde el púlpito de una iglesia, ni desde las naves intergalácticas de la Confederación de La Luz.

El único «apaño» posible para solucionar el desastre en el que nos encontramos es el que nace en las pequeñeces más humildes y sencillas que conforman nuestro día a día, desde cada instante en  el que interactuamos con otras personas, con otros seres, con la naturaleza y el entorno que nos rodea. En nuestras actitudes hacia lo inmediatamente cercano, lo que realmente depende de nosotros y está en nuestras manos, lo que de verdad podemos modificar e influir para bien… En la familia, en los amigos, en los vecinos, en el trabajo,  en las pequeñas decisiones rutinarias… Es en esos sencillos y humildes movimientos de peón donde debemos depositar nuestra energía y nuestras estrategias sobre el tablero. Hay unas palabras especialmente hermosas de Borges, que expresan muy bien lo que quiero decir:

«… Dormir feliz, emanar vibraciones de amor, saber que estamos aquí de paso, mejorar las relaciones, aprovechar las oportunidades, escuchar al corazón, acreditar la vida…»

Eso es lo que espero, de aquí en adelante, y es por lo que más creo que merece la pena luchar el resto de mis días. Me quiero volcar ahora en lo que de veras importa, en compartir momentos de calidad con mis seres queridos, estar ahí cuando me necesiten, hablar con los familiares y amigos aunque estén lejos, disfrutar de la naturaleza, jugar con mi perra, cuidar de mi salud y de la de quienes me rodean, comer sano, hacer ejercicio al aire libre, montar en bici con mi familia, disfrutar de un trabajo creativo, soñar, imaginar, amar… ¡Hay tantas cosas que sí que dependen de nosotr@s!

Es cierto que no nos lo ponen fácil. Como dice nuestra amiga Bertha: es tan fuerte el programa que han ideado para la sociedad mundial que esto no hay Dios que lo pare. Y eso que lo que se nos “permite” intuir no es más que la punta del iceberg, me temo… Pero, para mí , ya es indudable que formamos parte de  una especie de “granja humana”, en la que se nos mantiene, alimenta y “cuida” como a auténticos animales, propiciando para nosotros un entorno controlado en el que nos sintamos “protegidos”, pero sometiéndonos hasta puntos inimaginables, vigilándonos a través de cámaras y satélites, interfiriendo en nuestra intimidad, controlando nuestro dinero, envenenándonos por tierra, mar y aire, obligándonos a aceptar empleos que no nos satisfacen y que acaban con nuestra identidad, desviándonos de nuestro verdadero Ser ya desde pequeñitos, al entrar obligatoriamente en esas fábricas de operarios útiles al sistema que son las escuelas y universidades…

Todos cuantos hemos compartido estos años (en mi caso dos) de investigar en la red hasta qué extremos llega la manipulación del mundo en el que vivimos, llegamos a un punto en el que todo parece muy obvio, y de repente, vas conectando hilos por aquí y por allá y … ¡sorpresa! Tienes una visión de conjunto, y los hilos forman un tapiz, que no es otra cosa más que la enmarañada urdimbre de un programa pensado para acabar con nuestras posibilidades de salirnos de redil. Y cuando lo descubres, es como un fogonazo, un plan tan claro como descarado, que se lleva a cabo, queramos o no queramos, hasta el mínimo detalle.

Es entonces cuando toda tu visión de la vida se tambalea hasta los cimientos, y puedes llegar a hundirte en la miseria, a sufrir verdaderamente, aprisionado en una horrible sensación de irrealidad y de impotencia que acaba con tu alegría, y crees que nunca más serás capaz de volver a reirte a carcajadas.

Es cierto que muchas cosas las veíamos venir hace tiempo, todas ellas destinadas a desnaturalizarnos cada vez más y a hacernos dependientes del sistema que maneja nuestras vidas, disfrazándolo de maravilloso estado del bienestar. La tecnología nos ha atrapado entre sus apetecibles tentáculos, uno de ellos el que estamos utilizando ahora, y nos dirige irremediablemente hacia un futuro cada vez más mecanizado, automatizado, deshumanizado y virtual.  (siempre y cuando una tormenta solar no se cargue antes toda la red electromagnética de la Tierra, je, je…)

Se crean leyes a conveniencia para poder hacer luego auténticos desmanes, como ocurre con el Reglamento 1954/2006/EC que ahora nos quieren imponer los burócratas de Bruselas, en contra de nuestro derecho a poder curarnos con remedios naturales, alternativos a los productos sintéticos de laboratorio que nos quiere imponer la industria farma-fia-ceútica. Este asunto por sí solo merece una entrada aparte, porque se trata de una acción descarada y de terrribles consecuencias para nuestra salud y para la vida de muchos pequeños productores locales, que viven de unos cultivos a los que cada vez se les van poniendo más trabas y zancadillas.  Podéis informaros y apoyar con vuestra firma la iniciativa en contra de esta ley en http://ipsn.es/video/peticion/Peticion1209.html, porque os aseguro que no se hablará de ello en los superficiales y vomitivos debates de la tele, donde tienen suficiente con quejarse de la mala imagen que estamos dando en el extranjero con la «spanish revolution».

Es tremendo ver cómo se ha ido excluyendo del control administrativo a demasiados organismos esenciales, como en el control alimentario, farmacéutico, del agua… Por no hablar de lo sospechoso que resulta que el control de seguridad y calidad industrial se haya ido dejando en manos privadas, como por ejemplo AENOR. Son cosas que mosquean, y bastante.

Como el hecho de que ahora (lo sé por fuentes fidedignas), justo cuando estamos en mitad de una crisis espantosa, vayan y saquen con carácter de urgencia una ley para que tengamos que modificar la TDT antes de enero.

Lamentablemente, much@s son aún muy dependientes de estas cosas, aunque pensemos que la oleada de “despertar” esté espabilando a un número cada vez mayor de personas, que empiezan a liberarse de ataduras como la tele… Pero lo cierto es que millones de personas siguen colgadas de la caja tonta, son incapaces de plantearse la vida sin ella presidiendo sus hogares, y no van a rechistar: pagarán lo que haga falta para adaptar la TDT.

Pero lo más triste es que casi ninguna de ellas será consciente del verdadero motivo por el que están haciendo esto:  pues, como dice mi avispada fuente, porque hay que dejar espacio radioeléctrico a los teléfonos móviles de 4ª generación, que vienen pisando fuerte.  Otra maravilla de la tecnología que vendrá a solucionarnos la vida con sus virguerías táctiles, en teoría,  mientras nos fríen el cerebro con más ondas electromagnéticas. Y llegará un momento en el que, en lugar de jugar en el parque con nuestros hijos, o charlar con los amigos tomando un café, o deleitarnos acariciando al perro o al gato, nos pasemos el día dándole al tecladito. En realidad, ya está ocurriendo… ¡Si hasta mis hijas tienen un juego de la Nintendo con cachorros que se mueren de hambre si están muchos días sin jugar con la consola, y se preocupan cuando les pasa algo más que de su propia perra! Es para echarse a llorar….

Yo el móvil lo utilizo sólo para casos de fuerza mayor, y procuro tenerlo lejos de mi cuerpo siempre que puedo evitarlo. Tengo un modelo antiguo, sólo lo uso para lo básico: llamar (poco) y recibir llamadas, es decir, lo que venía siendo el uso del teléfono de toda la vida La tecnología debería cubrir nuestras necesidades verdaderas (que, en mi caso, son cada vez menos), no inventar nuevos y falsos menesteres. Pero estos aparatitos ya vienen de fábrica con las necesidades incorporadas.  Hoy me ha contado mi marido un chiste que demuestra hasta qué punto esto es así: son un padre y un hijo hablando de la vuelta al cole, y el padre le pregunta si lo tiene todo preparado. El chaval responde: «Sí, papá: llevo la tableta, el i-phone, el i-pad, el MP4 y el portátil… ¿Y tu qué llevabas cuando eras como yo?» El padre suspira y responde: «La cabeza, hijo» 🙂 …

Es patético, pero no se aleja demasiado de la realidad. Hoy mismo nos contaba Elvira, mi hija mayor, que en su clase hay much@s compañer@s que están trasteando con los móviles y los i-pods (o cómo se llamen) mientras los profesores escriben en la pizarra, y que la mayoría se pasan el recreo mirando las pantallitas embelesad@s, en lugar de jugar, corretear, charlar o interactuar físicamente entre ell@s

Por muy ralentizados que sean los efectos de lo que nos están echando encima, estos se irán viendo Las aguas de uso doméstico tampoco se salvan de la manipulación, de hecho creo que habrá graves problemas relacionados con el agua en los próximos tiempos… No tardará en convertirse en un negocio muy lucrativo para algunos. De momento, la manipulan que da gusto, se le añade cloro y flúor en exceso, y cualquiera puede comprobarlo echando un vistazo a los análisis de laboratorio municipales para echarse a temblar con los niveles. Eso sí, según los técnicos “son niveles aceptables, no hay que preocuparse”. Lo que no te dicen es que esos niveles los flexibilizó en 1996  la OMS por motivos que se nos escapan (bueno, en realidad tampoco hay que ser muy perspicaz para deducirlos, hay mucha información en la red acerca de los efectos negativos de la fluorización del agua, si no sabéis de lo que hablo).

Luego están la fumigación por chemtrails, la modificación del clima, la manipulación genética de los alimentos, la pérdida de la libertad de elegir qué semillas plantas, el destrozo del medio ambiente, la ocultación de energías limpias y económicas, la implantación de medidas económicas demoledoras, la explotación laboral, las mentiras, las guerras, las injusticias… Es demasiado. Y no creo que cambiar nada de eso sea trabajo nuestro. En realidad, lo que siento es que es tan grande y tan evidente ya la pantomima en la que vivimos, que todo este tinglado no tardará en desmoronarse por su propio peso, él solito.

Y queda poco tiempo, algo me dice que hay que darse prisa.

Tod@s hemos oído hablar alguna vez de personas que «han vuelto», tras unos minutos de muerte clínica, y que refieren haber visto las secuencias más importantes de su vida, como si se proyectaran ante sus ojos, una a una, a una velocidad inconcebible. Algo así parece estar ocurriéndome a mí en estos últimos tiempos. Sin necesidad de haber muerto físicamente, siento que puedo percibir todos y cada uno de los momentos históricos de la humanidad como un todo, en una totalidad abrumadora, que me hace comprender de golpe que todo cuanto hemos vivido a lo largo de los períodos estudiados por los «eruditos» (imperios, guerras, expansiones, colonialismos, conquistas…) no han sido más que menudencias. Pequeñeces de hormiguero. Pero, curiosamente, siempre se las han ingeniado para engrandecerlas, para hacernos ver que formábamos parte de una civilización gloriosa, cuando muchas otras antes que la nuestra, igual de gloriosas o más, habían desaparecido sin dejar rastro, una y otra vez…

Siempre se han buscado las mañas para recargar las tintas en estas insignificancias exteriores, proyectando tanta sombra y falsedad en nuestras vidas que han logrado eclipsar la luz de lo verdaderamente grande: el Amor. Y el sentido de la compasión, el perdón y la responsabilidad que lleva consigo.

Por eso creo que ha llegado el momento de ponerse manos a la obra, de empezar a trabajar en todo aquello que de veras tenemos capacidad de hacer. Solucionar lo que esté verdaderamente en nuestras manos. Hacer todo aquello que nos llena y que nunca hicimos por considerarlo inútil, absurdo o poco realista. Realizar los cambios pequeños o grandes que debamos hacer en nuestra vida. Cambiar de trabajo, mudarte a otro sitio, plantar un huerto, escribir un libro… Y, sobre todo, es la hora de ponernos las pilas en cuanto a las relaciones personales se refiere, porque en el básico terreno de la convivencia diaria es donde podemos ganar las pequeñas batallas que nos lleven a ver el  final de esta guerra en la que andamos metidos. No podemos despotricar contra el mangoneo, el abuso, las mentiras, las injusticias y la falta de ética de los que nos gobiernan y controlan, si luego andamos reproduciendo a pequeña escala las mismas actitudes en nuestra vida cotidiana, en nuestra relación con la familia, los amigos, los compañeros de trabajo, los vecinos, los inmigrantes, los discapacitados, los animales, las plantas… ¡cualquiera de esas otras partes de la conciencia infinita que tod@s integramos y formamos!

No podemos pasarnos la vida quejándonos de cómo está el mundo y clamando por alguien que lo arregle, si no somos capaces de solucionar los problemas de nuestra vida cotidiana. No podemos protestar contra las medidas represoras del gobierno, por poner un ejemplo, o contra el tinte fascista del supuesto Nuevo Orden Mundial, si luego en casa mantenemos actitudes igual de controladoras y dominantes con nuestros hijos. No podemos quejarnos del negocio y el engaño que se esconde tras la industria farmacéutica y luego seguir metiéndonos un ibuprofeno para el cuerpo cada vez que nos duele algo. No podemos protestar por la contaminación ambiental, y luego ir en coche a comprar el pan a la tienda de dos manzanas más allá… No podemos seguir protestando por las antenas de telefonía y luego comprarles un móvil de última generación a nuestros hijos sólo porque los demás de su clase tienen uno. En fin, los ejemplos siguen y siguen y la lista de incoherencias no tendría fin…

Por eso, llegado ese momento, decido ser consciente de quien soy de veras yo, no el yo quejumbroso, protestón, cansado, decepcionado, asustado, superficial, graciosillo, iracundo, indignado o deprimido… No, el yo del que hablo es un yo sin miedo a reconocerse, a explorarse, a aceptarse, a perdonarse, y a dedicarse en cuerpo y alma a actuar de acuerdo con lo que le dicta eso que llamamos conciencia. . Un yo coherente a nivel interno, que actúa como debe, no como le han enseñado a actuar, no como se espera que actúe. Ahí está nuestro pequeño-gran desafío. Ahí es donde de veras podemos (y debemos) empezar a ser «anti-sistema».

No debemos escudarnos nunca más en excusas externas a nosotr@s mism@. No son los políticos, ni los economistas, ni los militares, ni los megaempresarios, ni los capitostes eclesiásticos los que nos han fallado, sinó nosotros mismos que, como borregos, hemos abrazando la tecnología, la política, el trabajo, el dinero… dedicándoles full time nuestra vida y sentimientos.  Somos nosotr@s quienes nos estamos fallando, por aceptar el mundo tan como nos lo venden.

El poder de cambiar esa visión del mundo está en nosotr@s. Podemos, si queremos, aprender a manejar la telepatía, o la visión remota, o investigar a fondo el mundo de los sueños, o practicar la levitación, la telequinesis, hacer viajes astrales, conocer los secretos de las plantas, saber los nombres de las estrellas, poder verlas desde lugares sin contaminación lumínica, volar, bilocarnos (¡o trilocarnos! ¡o cuatrilocarnos!), conocer a otros yoes más evolucionados, hablar con amigos invisibles o ángeles de la guarda, entender a los animales y a las plantas… y mirarnos en el espejo y ver todo lo que sabemos que somos,  no lo que nos han hecho creer que somos.

Lo que más desea el ser humano es ser libre y tener capacidad de decisión. Si somos capaces de ver el mundo de otra manera, desde la perspectiva de la responsabilidad personal en el Aquí y Ahora, debemos ser capaces también de respondernos de dónde hemos venido y para qué, y hemos de encontrar los medios para empezar esa búsqueda. Lo primero es responder con sinceridad si el medio en el que nos encontramos fomenta la posibilidad de encontrar los instrumentos para el cambio, para poner nuestro sistema de valores patas arriba y empezar de cero. Y si la respuesta es «no», entonces conviene cambiar de medio (trabajo, casa, relaciones, etc). Tenemos que vaciar la mochila de viejas creencias y dogmas, para poder ir llenándola con todo lo nuevo que descubramos por el camino. Creo que estoy preparada.

Recordemos: lo que es arriba, es abajo. El asqueroso mundo en el que vivimos no es más que un reflejo de nuestras propias y pequeñas miserias, y es ahí donde nos toca currárnoslo, amiguitos. Se trata de un buen trabajo de campo, y el espécimen a estudiar es uno mismo, no el vecino, ni el político, ni tu pareja. Si no conseguimos indignarnos con nosotros mismos, con nuestra apatía, nuestro egoísmo, nuestros miedos y recelos, nuestra ira, nuestra comodidad, nuestro estar anclados en viejos clichés… entonces de nada sirve que nos manifestemos, nos indignemos y nos unamos para echar abajo un sistema que creemos es el único culpable de nuestros males. Así no caerá ningún sistema, y si cae, no tardará en volver a reproducirse, pues son programas que se han llevado a cabo una y otra vez a lo largo de la Historia conocida. Debemos ser responsables y reconocer con humildad que tenemos mucho que ver con lo que nos está pasando. Observemos los paralelismos que hay entre lo que sucede en el mundo y lo que nos sucede a un nivel personal. Cambiemos nosotros, cambiemos las cosas «de dentro a afuera», y entonces empezará a cambiar el mundo que nos rodea. Y caerá todo el entramado de falsedades e injusticias, como un castillo de naipes que se desmorona ante un soplido.

Una nueva conciencia surgirá sobre las cenizas de la vieja que se disuelve. Ahora toca pasar a la acción. Pero a la «acción despierta», la que procede de la armonización entre nuestro propósito exterior (lo que hacemos) y nuestro propósito interior (despertar y mantenerte despierto). Vivamos con aceptación, disfrute y entusiasmo, porque todo lo que hagamos será erróneo y falso si no procede de estas tres modalidades de acción. Procederá del ego y de la identificación de la mente con factores externos.

Creo que cada vez más personas percibimos lo fronterizo de la época que estamos viviendo, y notamos que nos encontramos en mitad de un acontecimiento trascendental en la evolución del ser humano, aunque nunca escuchemos hablar de ello en un telediario. Está surgiendo una nueva especie en el planeta Tierra. La formada por aquellas mujeres y hombres que responden a la frase mencionada en la Biblia, ahora mismo no recuerdo en boca de quién: «los mansos heredarán la Tierra«. Los mansos son los que no tienen ego, los que reconocen su naturaleza auténtica, su conciencia despierta, y así la perciben en tod@s l@s demás seres.

Y terminaré citando de nuevo a ese ser brillante en todos los sentidos llamado Eckhart Tolle:

«En nuestro planeta, y puede que al mismo tiempo en muchas partes de nuestra galaxia y más allá, la conciencia está despertando del sueño de la forma. Esto no significa que todas las formas (el mundo) vayan a disolverse, aunque es casi seguro que muchas lo harán. Significa que la conciencia ya puede empezar a crear forma sin perderse en ella.»

Todos somos creadores. Y el nuevo mundo, el «nuevo cielo y la nueva tierra» de los que habla cierto libro sagrado, no son algo que se alcanzará en el futuro: están ya aquí y ahora, surgiendo dentro de nosotr@s en el momento presente. Solo tenemos que sacarlos hacia afuera y darles forma.

Acerca de rivendelian

Estudié Filología Hispánica, he sido recepcionista, administrativo, jardinera, educadora ambiental, ilustradora, pintora, escritora, auxiliar veterinaria, madre, maestra, psicóloga, enfermera, limpiadora, cocinera, panchadora, taxista, experta en autismo y mil cosas más... Pero nada de esto me define. Soy poco sociable, pero comunicativa; pachona, pero curiosa; rebelde, pero cariñosa. Mis raíces están en Gredos, pero me siento asturiana de adopción. Adoro a los animales, me encanta la astronomía y mi lugar favorito es un bosque viejo (preferiblemente de hayas o robles). Sonrío cuando camino entre guijarros, cuando escucho cantar a mis hijas, cuando meto los pies en una corriente fresca, cuando pinto, cuando me reencuentro con amigos lejanos, cuando sueño... Prefiero el té al café, no como carne, me encantan el piano y el arpa, pasear bajo la lluvia, el olor de las mandarinas y la hierbabuena, y meterme castañas asadas en los bolsillos en invierno. Me siento observadora del mundo, y en él busco cosas que los demás ni saben que existen. Soy una que anhela SER, más allá de todas las características que me "adornen" en esta experiencia de vida.
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21 respuestas a Lo que de veras (me) importa…

  1. Rama dijo:

    Bello texto Riven! Muy de acuerdo con el desconectar un poco con tanta influencia externa y reconectar con nuestro interior en cada uno de nuestros movimientos presentes. La simulaci’on nos pone a prueba, debemos estar al 100% para no colapsar con sus golpes. El tema de las relaciones de pareja, principalemente, cuan dificil es cuando amas a alguien que no quiere primordiar los valores del nuevo/antiguo paradigma, es desesperación y tensión que desarmoniza tanto trabajo de jardinero de la paz, es un volver a empezar constante sin un comprender verdadero y sincero.
    Te deseo lo mejor en tu Presente, en el que estamos todos acompañandonos, y te agradezco por expresar de forma tan maravillosa muchas de las cosas que todos vivimos.
    Felicidad y amor para ti y los tuyos.

    • rivendelian dijo:

      Sí, Rama: sé muy bien de lo que hablas, las tremendas dificultades con las que nos enfrentamos al tratar de compartir con los seres queridos las cosas que vamos descubriendo, especialmente cuando se trata de nuestra pareja… ¡Ni te cuento el año que llevo en ese sentido! ¡¡¡Buffff!! Te sientes frustrad@ y con ganas de «tirar la toalla» en muchas ocasiones, Pero a veces es necesario ponerse un poco en el lugar de la otra pèrsona y, ante todo, respetar su libre albedrío, su propia marcha al caminar, y frenar un poco, para que no se nos queden descolgad@s. No es necesario forzar la maquinaria. También es bueno, de cuando en cuando, detenerse en el camino para tomar un respiro y reposar junto a los que comparten este paseo vital contigo, porque si no corres el riesgo de separarte demasiado de ell@s. A veces les llevamos con la lengua fuera y no nos damos ni cuenta del sobreesfuerzo que hacen para soportar nuestro ritmo…

      Gracias por tus buenos deseos, amigo, que rebotan como en un espejo y te vuelven amplificados, también para ti y tu familia. Y mucha fuerza para seguir adelante. Un abrazo de corazón.

  2. Ana Belén dijo:

    efectivamente te expresas de una forma maravillosa…besos gordos

  3. yenila dijo:

    Gracias por tan profundas, evolucionadas y hermosas palabras. Me han dado mucho que pensar, pues yo también noto la influencia de la red en mi relación con la familia, lo cual estoy intentado solucionar, poquito a poco, dedicándole cada vez más tiempo a mis hijos, que lo necesitan y mucho. «Cada minuto de tecleado, es un minuto desperdiciado… «. No me daba cuenta y mi pequeña de 7 años, estaba todo el rato azuzándome el brazo para que la atendiera y yo sólo acertaba a decirle, ya voy, ya voy, sin escuchar ni lo que me preguntaba, ni observar la angustia que le producía verme ausente tanto tiempo… Estoy aprendiendo a aprovechar cada minuto con mis hijos y darle el valor que tienen, que para mi es incalculable e infinito. Mi marido, enemigo de las nuevas tecnologías, que sólo las usa por obligación laboral, me mira con malos ojos el poco rato que me engancho… y no me extraña, porque dónde quedan aquellas charlas tan provechosas y fantásticas después de acostar a los niños, si yo permanezco todo el rato tranquilo y apacible para estar juntos, delante de la pantalla tonta? Ayy!!, gracias Rivendel, por abrirnos tu alma y regalarnos tus sentimientos y pensamientos escritos. Me ha encantado y he disfrutado mucho. Un abrazo.

    • rivendelian dijo:

      ¡Ufff, Yenila! ¡Cómo te entiendo! No sabes la de veces que he estado yo en la misma situación, con una manita tirándome de la manga mientras tecleaba como una posesa, sin apenas escuchar lo que me decía… «Un momentito, en seguida termino esto y salimos al parque». Y el «momentito» podía acabar durando una hora, en la que mi hija pequeña deambulaba por la casa improvisando aburridos monólogos con su amiguito invisible, mientras mi hija mayor se quemaba las pestañas con la Nintendo… ¡¡Qué pena!!

      ¿Y las charlas? ¡Madre mía, qué recuerdos me has traído, amiga! Los buenos y viejos tiempos de largas conversaciones distendidas, sin prisa, salpicadas de risas, hasta carcajadas… ¿Dónde ha quedado todo eso?

      No quiero culpar de todas estas cosas al ordenador, porque es cierto que en la convivencia juegan muchos otros factores que lo complican todo bastante… Pero sí es cierto que, al menos en mi caso, empezaba a ocupar un porcentaje demasiado elevado de mi tiempo libre, tiempo que podría (y debería) haber dedicado a estar al cien por cien con mi familia, o a hacer otras cosas tambien muy interesantes, como pintar, pasear, escuchar música, recolectar plantas medicinales…

      Pero bueno, lo importante es darse cuenta de las cosas. Porque el «despertar de la consciencia» implica cosas mucho más cercanas de las que a veces pensamos. En realidad, me atrevería a decir que básicamente se refiere a eso, a lo ceercano, a lo que nos atañe personalmente.

      Y me alegra saber que mucha más gente se está dando cuenta de eso.

      Un fuerte abrazo y gracias por pasarte por aquí.

      • yenila dijo:

        Cuando me apetece un poco de libertad y oler a hierba fresca me paseo por tu casa. Eso es lo que me transmiten tus palabras y tus fotos. Un abrazo.

      • rivendelian dijo:

        Pues atenta, entonces, porque mi próxima entrada va a oler todavía más a hierba fresca… o mejor, seca, je, je… ¡¡Os voy a aficionar a la botánica a tod@s!

        Un beso, amiga.

  4. Bertha dijo:

    Mi hermosa y amada hermanita : Recuerda, cuando miro al cielo en cada estrella veo vuestro nombre y verdadero rostro, cuando miro la mar inmensa cada una de vosotras emerge del Agua que es su reino, cuando cierro los ojos ¡¡¡¡ me encanta encontraros junto a mi, para marujear sobre el mundo irreal ¡¡¡¡¡
    No te he abandonado ni lo haré, cada vez estas más Presente en mi AHORA.
    Como te/os quiero nenas ¡¡¡¡¡ Os salpico gozosa de mar a mar BERTHA

    • rivendelian dijo:

      Corazón… ¡Me tienes en ascuas! ¡Qué ganas tengo de que me cuentes cómo te va todo tras emprender el vuelo, gansita migradora! Muchas noches cierro los ojos pensando en ti, y trato de ponerme en contacto telepático… ¿me recibes? ¿percibes, al menos, cierta fluctuación en el campo, o perturbaciones en la Fuerza, como decían en La Guerra de las Galaxias? ¿Has experimentado ya algún desdoblamiento a lo Garnier-Malet? ¡Ay! Siento úna mezcla de desazón y de alegría cuando pienso en ti, y me encantaría poder emerger de esas aguas, como dices, y darle un buen achuchón a tu amorosa y oronda anatomía…

      Espero que estés bien, Berthuchis, y que estés descubriendo lo que buscabas. Al final, resulta que tú solita vas a escribir el epílogo del «En busca de los Beelepoc», tunanta… ¡Deja algo para los demás! 🙂

      Ojalá logres asentarte plenamente en el AHORA, y se abra ante ti un universo de posibilidades maravillosas. Te lo mereces, por valiente. Y yo también te quiero, madre-amiga-hermana del alma. Me guardaré y atesoraré ese salpicón de agua marina, y buscaré una caracola que tenia por ahí para comunicarme contigo… ¡A la porra los móviles! ¡Un millón de besos espumosos!

  5. Mino dijo:

    Las decisiones que has tomado, solo por ser mero hecho de ser tuyas, son las correctas.
    ¡Muchas felicidades!
    Un abrazo,
    Mino

    • rivendelian dijo:

      Un comentario muy inteligente, Mino… siempre y cuando las decisiones sean realmente mías, y no de mi ego, je, je… ¡porque siempre queda algo de duda! Es@ tiparrac@, que es como una voz en off constante en la banda sonora de nuestras vidas, es expert@ en tomar las riendas de tus actos y a veces no sabes muy bien quién te mueve…

      Pero cuando logras acallarl@ por un rato, cuando consigues situarte por detrás y observarl@… Entonces es el momento en el que puedes tomar decisiones propias, no movidas por algo exterior a ti.

      Ocurre pocas veces. Pero ocurre. Y es como cuando te enamoras: no sabes cómo lo sabes, pero lo sabes, je, je… 🙂

      Gracias, Mino, y otro abrazote para ti.

  6. chemfranqueses dijo:

    aunque sean correctas,me cago en la leche como dejes de publicar,aunque sea una vez cada 15 dias!!!!por favorrrrrrrrr!!!!!no nos podemos perder el lujo de perder tu talento.
    FUERZA SANADORA ENVIADA A LAS 20:02
    Manolo……
    ABRAZOS….

  7. rivendelian dijo:

    ¡¡Hala, hala, Manolillo, que me lo voy a creeeeeeer!! Además, quién fue a hablar, que tú también has estado muy calladito en los últimos tiempos, majete… Yo ahí inventándome personajes gatunos intergalácticos, y que si quieres arroz, Catalina, no decías ni mú…

    Bueeeeno, no te preocupes, que ya os he dicho que no pienso dejarlo del todo. Solo que ahora trataré de publicar cosas más «prácticas», pequeñas acciones cotidianas que podamos emprender todos de manera fácil para escapar un poco de la jaula de imposiciones en la que nos han encerrado. No sé, me preocupa mucho el tema de la salud, especialmente todo lo relacionado con la cantidad de productos químicos sintéticos que interactúan con nuestro organismo a lo largo del día. Tal vez sería buena idea publicar entradas con alternativas prácticas para nuestro botiquín, aseo, limpieza, etc, y poder librarnos de muchos tóxicos que nos entran por la boca, la piel o la nariz a diario… Algo así como un «desafío personal»: experimentarlo yo misma y contarlo después, cómo lo he hecho, con qué ingredientes, dónde podemos encontrarlos, qué dificultades tuve, explicarlo con fotos… De hecho ya lo estoy haciendo, y llevo un tiempo, en concreto, recolectando todo tipo de plantas medicinales con el fin de montarme mi propia botica natural y no volver a pisar una «farmafia» mientras pueda evitarlo… Es un pequeño ejemplo de cómo podemos hacer frente desde casa a estos monstruos que nos imponen su ley.

    Así que tranquilo, que no me voy. Pero me tomaré mi tiempo para preparar las entradas de manera que sean prácticas y útiles para tod@s, no un mero divagar metafísico.

    Un besote gordote, amigo, y gracias por tu fuerza sanadora, que me llegó como un pequeño remolino aromático mientras recogía hinojo en un campito cercano con mis hijas.

  8. Miguel dijo:

    Laura

    La circunstancia y contexto que llevan a cualquier persona a «decir algo» – que es al mismo tiempo escucharse – son tan diversas como coincidencias y divergencias te puedas imaginar.
    Esa es mi interpretación. Debe haber otras.
    Pero la que única que va tiene la textura que le da tu vida.
    Además interpretar lo que quisiste decir al «decir algo» sería un intento interpretativo libre e irresponsable sobre tu realidad.

    Abrazo

  9. rivendelian dijo:

    ¡Exactamente, amigo! 🙂 🙂 🙂 Otro fuerte abrazo volando hacia la Patagonia en espirales de comprensión…

  10. alecondiosapasarlobien dijo:

    me gustan muchos las fotos que has intercalado, pero si tengo que ser sincero no he podido terminar de leer semejante testamento. Ya me conoces desde que nací, y sabes que eso será porque soy un poco borrico y muy cabra (como me dices tu).
    entiendo lo que dices, pero ten también en cuenta (si se escribe junto ya sabes que es por mi reconocida falta de conocimiento ortográfico) que en el término medio está el equilibrio.
    Y recuerda que te quiero, aunque sea incapaz de acabarme tus testamentos. (no se si es un proverbio, o un refrán o algo, que dice: menos es más)
    alecondiosapasarlobien

    • rivendelian dijo:

      Como es bien cierto que tengo la suerte (o la desgracia, nunca se sabe, je,je… 🙂 ) de conocerte desde tiempos inmemoriales, y sé de tu parquedad en palabras, reconozco como todo un logro y una proeza de tu parte que te hayas decidido a escribir ese párrafo. Sabiendo lo poco que te gusta escribir, me lo tomaré como un cumplido (y eso que tienes la desfachatez de confesar que no te has podido leer la entrada entera, cacho perro… ¡¡Seguro que tampoco te leías mis testamentos manuscritos cuando estabas estudiando en Coca, con lo que yo me esforzaba por mantenerte entretenido mientras estabas en aquel exilio fortificado!)

      Me quedo con lo que quieres que recuerde, pero no me lo tienes que recordar, porque lo tengo bien presente, a pesar de la distancia. Idem de idem para ti, y un fuerte abrazo para B. y l@s chic@s (no os he mandado las «afotos» de vuestra última visita, porque las borré sin querer, zopenca de mí…)

      Y recuerda que siempre serás bienvenido a mi rincón rivendeleño, aunque pongas faltas de ortografía y no te termines mis peroratas. Alecondioapasarlobien (¡¡Ya te vale con el nombrecito, hijo mío!! ¿Qué ha sido del Demonio Dojo? .) )

  11. El Señor Botijo dijo:

    Buenas estimada.

    Ganar las pequeñas batallas del día a día es mi objetivo actual, aunque reconozco que casi todas se cuentan por derrotas je, je.
    Mientras mas lo intentas mas aprietan (la simulación, los voladores, el ego…..como quieras llamarlo)
    Y como tu, generosamente nos abres las puertas a tu mundo, te mando un fugaz vistazo al mio.
    Lugar: Habitación de los Enanos.
    Momento: La noche pasada

    ¡Venga! Voy a acostar a los niños con cariño, equilibrio y alegría (aunque estoy baldao)……

    Oh! oh! la mediana que vomita….Bueno, tranqui, la vuelvo a cambiar, me cambio yo (que estoy empotado) y a la cuna…..todo un ejemplo de autocontrol.

    Ejem! el mayor quiere orinal, otra vez caca (este niño hace caca en fasciculos, ya podría hacerla toda de una vez)… Empieza a torcerseme el gesto.

    uff! ahora si, ya he apagado la luz y ahora meto a la potadora en la cama-cuna…… BRROOOAGGH! …….no, OTRA VEZ NOOOO!….
    de nuevo empotados 😦

    Y ya se perdio la batalla…. gritos y maldiciones…. sacr la mala leche injusta.
    En definitiva, paso de Ghandi-de Calcuta-Santón a la bestia de todos los demonios

    Je, je espero no haber aburrido con mis mundanales problemas
    Seguire con atención y emoción tus aventuras.

    Un abrazo a todos

    • rivendelian dijo:

      Estimado Señor Botijo: ¡Qué alegría verte asomado por estos balcones! Muchas gracias por tus palabras, me ha hecho ilusión, no tenía ni idea de que supieras que tenía un blog, siquiera. Todo un honor, leerte por aquí, ven cuando quieras a compartir tus impresiones sobre la vida…

      Hace tiempo que sigo tus vuelos por «Chez Furlock», y siempre tienes la propiedad maravillosa de arrancarme una sonrisa… Esta vez no ha sido menos: tu relato costumbrista-familiar me ha hecho revivir con simpatía recientes páginas de mis propios avatares materno-filiales… ¡¡Dios mío, qué época, la de las vomitonas nocturnas!! ¡¡Realmente ponen a prueba hasta a los espíritus más templados!! Pero no te preocupes, amigo, porque son etapas que no nos quedan más cáscaras que atravesar, y al final todo se supera. Yo creía que nunca acabaría esa época de pesadillas nocturnas encadenadas, pero ahora que ya se han hecho «mayores» (9 y 12), y empezamos con la mayor la fase de la efervescencia hormonal y la rebelión adolescente (que también te pone a prueba, puedes creerme) te aseguro que recuerdo aquellas nochecitas de la más tierna infancia hasta con cierta nostalgia… (es un decir, je, je…).

      Pero sí que es cierto que es en esas situaciones «límite» cuando deberíamos aprovechar para estar más conscientes, y en lugar de dejarnos arrastrar por esa sensación de profundo desagrado y rechazo, optar por una serena aceptación… Aunque estoy contigo en que, a la cuarta vomitona, cuando ya les has cambiado de pijama tres veces, las sábanas dos, y has tenido que darle incluso la vuelta al colchón de la cama-cuna (situación verídica vivida varias veces en esta casa), hay que estar muy evolucionado para no «cagarte en todo lo que se menea»… 🙂 Ese es el gran desafío que tenemos que asumir: si algo no te entusiasma, por lo menos ACEPTALO, y deja que fluya…

      Por cierto, mi enhorabuena por la nueva Botijita, que acaba de convertiros en familia numerosa… No os aburriréis demasiado, ¿verdad? ¡Ojalá crezca sana, feliz y dormilona! Aunque, bueno, al ser la tercera… lo tenéis ya «chupao», seguro que se cría solita, je, je…

      Gracias de nuevo por la visita, y hasta cuando quieras. Un abrazo.

      • El Señor Botijo dijo:

        Solo responder que me siento honrado por tan calurosa bienvenida.

        Gracias y un abrazo botijero de los grandes.

        P.D: La botijita es una sannnnnta. Tiene dos meses y ya hay noches que duerme del tirón 🙂

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