Para Adara: una pequeña investigación

Estimada Adara: hago públicas a través de esta entrada las pruebas que demuestran que no tienes razón en tu comentario. Me refiero al recientemente publicado aquí: https://lauririven.wordpress.com/2012/10/21/oh-bella-flor-del-jardin/#comment-1631

Esta es la fotografía de la «polémica»

Vestidito I

Te aseguro que se trata de los Jardines del Retiro, en Madrid, España, no de ningún parque en Bogotá. Es la rosaleda que da a la Puerta de Alcalá. Creo que todavía sigue en esa zona del parque, aunque hace mucho que no voy por allí. Y te prometo que la niña de la foto soy yo, como puedes ver por el parecido con estas otras fotos mías de la misma época:

Con mi bisabuelo Daniel y un vecinito, en el pueblo de mis padres, Navaluenga (Avila):

Con el bisabuelo Daniel y Carmelín

En el río Alberche, también en el pueblo:

En el Alberche

A continuación, un detalle del vestidito que se repite en otra fotografía más abajo, y que prueba que se trata del mismo. Es un pequeño aplique en forma de borla o pompón imitando una florecilla prieta:
Detalle I

Otra imagen en la que aparezco con el mismo vestido, esta vez en blanco y negro, en la comunión de mi primo Víctor, con mis otros dos primos Miguel y Tino. Aquí tengo el pelo recién cortado, y si se me ve más oscuro es porque estamos a la sombra:

En la comunión de mi primo Victor

Un poco más de cerca, para que veas que, efectivamente, se trata del mismo vestidito que en la foto del Retiro:

Vestidito II

Y la prueba definitiva, el detalle de la borla-flor en la cadera izquierda:

Detalle II

Espero que ya no te quepa la menor duda, Adara: la niña de la rosaleda soy yo. Es más, sigo siendo esa niña en el fondo de mi corazón, a pesar de los años que han pasado… 🙂

Espero que ya no abrigues dudas al respecto. Saludos cordiales

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Hasta aquí hemos llegado

P1060790El título de esta entrada no es sólo una frase lapidaria que tod@s hemos pronunciado alguna vez cuando sentimos que hemos llegado al límite… En mi caso lo digo con absoluta y rotunda seriedad: hasta aquí hemos llegado.

¡Bufff! Lo cierto es que ha sido un año realmente duro. Menos mal que estamos en diciembre y ya queda menos para terminarlo… Síii, ya sé que, en el fondo, todas esas medidas temporales carecen de consistencia real, que nada empieza ni acaba y todo es un contínuo presente… Pero para muchas personas éstas son fechas propicias para tomar decisiones importantes. En mi caso no se trata del consabido fiasco de buenos propósitos para el año venidero, que luego se suelen quedar en agua de borrajas, a saber: «voy a dejar de fumar», «voy a apuntarme a un gimnasio», «voy a dedicarles más tiempo a mis hij@s», «voy a ahorrar para hacer el gran viaje de mi vida…», en fin, que cada un@ complete la lista como quiera. Porque seguro que tod@s hemos confeccionado un precioso compendio por el estilo en alguna ocasión entre diciembre y enero, ¿a que sí?…
Buen viaje

Pues bien, mi «lista» de este año es muy breve. Por escrito sólo consta de un punto, pero se trata de una «asignatura pendiente» que debo aprobar de una vez por todas para poder «cambiar de curso»: mi único pero complicado «voy a…» lo voy a cumplir a rajatabla, porque de ello depende mi vida, aunque os parezca una afirmación un poco exagerada. L@s más cercan@s a mí sabéis de sobra a qué me refiero. L@s no tan cercan@s, seguro que a través de casi dos años de blog tendréis alguna ligera sospecha… Y hasta aquí puedo leer, como decían en aquel concurso de la tele cuando éramos pequeños…

P1060616No sé vosotr@s, pero yo, la verdad, es que estoy deseando que se acabe 2013. No sé si será por el numerito en cuestión (13) o qué (no soy supersticiosa, que conste), pero afirmo que éste ha sido, con diferencia, el peor año de toda mi vida. Un año en el que he pasado más miedo que nunca, repleto de ingresos hospitalarios, de intervenciones, de tratamientos y de complicaciones… Un año que ha sido como un atentado contra mi cuerpo, en el que he visto cómo mis fuerzas se debilitaban hasta extremos dolorosos, en el que he tenido que acostumbrarme a un cambio de imagen radical, en el que los cimientos de mi mundo se han tambaleado y todo se ha puesto patas arriba… Ha sido un año realmente difícil. Para mí y también para las personas más allegadas, que han compartido todo el proceso desde el principio hasta la actualidad.

Pero no todo es negativo: también ha sido un año deBrecina revelación, y a pesar de la experiencia tan dura que he vivido (y aún sigo viviendo), debo estar agradecida, pues me ha servido para revisar mi vida a conciencia, para hacerme una especie de ITV emocional y evaluar ciertas cosas que necesitaban ser solucionadas en lo personal. No ha sido fácil para nada. Me ha costado demasiadas noches en vela, disgustos y lágrimas, sin duda muchas más que las derramadas a causa de la enfermedad propiamente dicha.

Pero todo esto me ha hecho más fuerte, me ha endurecido, en un sentido positivo de la palabra. En el sentido de algo que te refuerza, te da energía y claridad mental, te hace resistente y te ayuda a reafirmar tu autoestima y a mantenerte firme en decisiones tal vez impopulares para l@s que te rodean, pero muy necesarias para tu mejora personal, para tu desarrollo y evolución en libertad.
CIMG2691
Las decisiones que abarcan aspectos esenciales de la vida son muy trascendentes, y deben estar muy meditadas. En mi caso, sé que va a traer consigo bastantes complicaciones y cambios importantes, pero también aspectos muy positivos y enriquecedores.

Espliego y viborera Todo esto va a afectar también a otras facetas de mi vida. Una de ellas es que, de momento, no voy a poder seguir escribiendo en el blog. Querid@s amig@s: dejo Rivendel, aunque espero que no para siempre… Pero ahora mismo en mi vida hay cosas mucho más trascendentes y que requieren mi dedicación total. Sencillamente, todo mi tiempo y mi atención deben centrarse al cien por cien en gestionar de la manera más cuidadosa y positiva el cambio tan radical y tantas veces postergado al que me enfrento, y que afecta a segundas y terceras personas.

En esta época del año que vivimos la gran farsa de la Navidad, creo que es el mejor momento para sincerarnos con nosotr@s mism@s y acabar con las grandes farsas de nuestras vidas. Año nuevo, vida nueva. Pero NUEVA de verdad.

Gracias a tod@s cuant@s me habeis acompañado a lo largo deLa vie en rose III estos casi dos años de aventura y descubrimiento, tanto l@s comentaristas asidu@s que han compartido sus experiencias, sentimientos y opiniones personales, como a quienes se han limitado a leer sin participar de lleno. Tod@s significáis mucho para mí, pues me habeis acompañado en épocas en las que me he llegado a sentir muy sola y gracias a vosotr@s la vida se me ha hecho mucho más llevadera. Os doy las gracias por darle tanta vida y alegría a este rincón medio «élfico», medio «alienígena», y por la chispa que ha supuesto todo ello en el motor de mi corazón.

Aunque deje internet como poco por una larga temporada, quiero que sepáis que no os olvidaré jamás. Ahora debo reescribir mi vida… metafórica y literalmente hablando.
Pero seguro que nuestros caminos se volverán a encontrar más adelante. Hasta entonces, os mando un fuerte abrazo con todo mi cariño y mi agradecimiento por los buenos momentos compartidos

¡Hasta siempre!
Camino del mirador

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MOVILIZACIÓN (Porque el movimiento se demuestra andando)

Soap_bubbles-jurvetson[1]
Hay propuestas que merecen la pena. Ideas sinceras y brillantes en su sencillez que nacen de la misma materia prima que los sueños, y que flotan como pompas de jabón hasta que las aristas ponzoñosas de la Simulatrix en la que vivimos las revientan.

¿A quién no le gustan las pompas de jabón, tan bellas, tan irisadas, tan frágiles? ¿Quién no disfrutó de pequeñ@ soltándolas al viento y mirando cómo resplandecían al sol? ¿Quién no soñó con volverlas resistentes y duraderas, para seguir gozando de su presencia mucho tiempo?

Reflection_in_a_soap_bubble_edit[1]Livianas y perecederas, sí… Pero alguna no explotaba, ¿os acordáis? Alguna se resistía, su membrana jabonosa era más gruesa, su brillo más intenso, y ascendía y ascendía hasta que dejábamos de verla, allá en las alturas inimaginables de los limpios cielos de la infancia…

Aquarius ha hecho en la entrada anterior una propuesta tan hermosa e ilusionante como una de esas burbujas. Creo que merece la pena que la convirtamos en una resistente y duradera bola de cristal, sí, como las de los magos y magas, en la que podamos ver el presente que queremos y soñamos con proyección de futuro. Que no se explote, por favor. Mantengamos vivas las esperanzas entre tod@s. Todavía estamos a tiempo de cambiar algunas cosas. Tenemos un poder muy grande que aún desconocemos o no nos acabamos de creer del todo, pero si lo hemos al menos vislumbrado en algún momento de nuestras vidas, estamos casi obligados a usarlo. El movimiento se demuestra andando. caminemos, pues, por estos mundos de materia y pensamiento siendo l@s verdader@s creadores y creadoras de la vida que nos rodea. Caminemos de la mano, aunque seamos poc@s. Juntemos nuestras mentes a las doce de la mañana hoy y siempre, para movilizar esa energía vibrante que nos une a todo y a tod@s con el poder de nuestro amor y nuestra imaginación. ¡Hagamos vibrar las cuerdas, hagamos flotar las pompas! Seamos niñ@s una vez más… pues nunca dejamos de serlo, pero se nos olvida tan fácilmente…

A las doce en punto pronunciaré los nombres de quienes se nos han unido en intención en anteriores comentarios. Será como un potente mantra repleto de fuerza y de ilusión, y espero que su poder vaya en aumento a medida que se nos vayan uniendo otros nombres con sus respectivas conciencias y deseos de cambio.

¡Movéos! ¡Inspiráos! ¡Sed creativ@s! El lienzo es tan grande y necesita tantos arreglos… tenemos mucho trabajo con los pinceles… ¡Animo! ¡El mundo va a cambiar! ¡Podemos hacerlo!
catcha-bubble-04[1]

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Tod@s con Mila y Manolo

Hola, amig@s:

Me animo a publicar esta mini entrada para hacerme eco de dos buenas personas que necesitan nuestro apoyo, si bien cada un@ de manera diferente. No es la primera vez que lo hago, ni será la última, porque creo que, si de algo han de servir blogs como este, movidos por el deseo sincero de un cambio en la esencia del ser humano, es como un medio para ayudar a aquellos que nos son afines y nos necesitan.

Por eso apelo a vuestra generosidad y a vuestra empatía, esperando que vuestros corazones estén libres para sintonizar y transmitir la frecuencia más solidaria para echar un cable a est@s dos herman@s que pasan por dificultades.

Os hablo, por un lado, de nuestro entrañable Manolo Chemfranqueses, del blog Planeta Agua, (http://chemfranqueses.wordpress.com/) que tanto y tan bueno ha aportado a este rincón de Rivendel desde hace ya casi dos años. Un alma noble, sanador a distancia, sensible a otros planos a los que la mayoría no tenemos acceso, generoso, crítico y lleno de sensibilidad y sentido del humor. Manolo está viviendo desde hace tiempo en sus carnes los efectos de la demoledora crisis económica que nos afecta ya a tantos, pero especialmente desde que tuvo que hacerse cargo de unos parientes cercanos que estaban aún peor que él y su propia familia. Su salario es escaso y no llega a fin de mes, así que necesita ayuda económica urgentemente. Todo aporte será bienvenido y devuelto, desde el más modesto al más generoso. Me gustaría mucho que intentásemos darle entre tod@s ese balón de oxígeno que le hace falta, y que nos pongamos en su lugar. Ya sabeis que la cosa está tan mal que podría pasarnos a cualquiera el día menos pensado, así que, en el fondo, la cuestión es enfocarlo como un «hoy por ti, mañana por mí». Tenemos que protegernos y cuidarnos entre nosotr@s. Creo que esa debe ser una de las características más hermosas y representativas de esa nueva humanidad a la que aspiramos…

Y, por otro lado, mañana día 15 nuestra querida amiga Mila pasará por el quirófano para someterse a una intervención por cáncer de ovarios similar a la que me realizaron a mí hace dos semanas. Pienso en ella día y noche, y no puedo evitar ponerme en su lugar, en esa situación entre terrorífica y esperanzadora que precede a lo desconocido… Yo tue la inmensa fortuna de contar con muchísimo apoyo emocional, el de mi familia, el de mis amig@s cercanos, y el de toda esa fraternidad álmica con la que me he ido hermanando a través de estas y otras páginas… Todas esas energías sutiles son más poderosas de lo que pueda imaginarse, y me acompañaron e iluminaron a lo largo del camino. Tod@ aportaron su luz para que la magia funcionara, y nunca tendré palabras para agradecéroslo como os merecéis…

Por eso ahora me gustaría que hiciéramos lo mismo por Mila, que nos enfocásemos al unísono en su corazón, para que sienta que no está sola en el hospital, que pensamos en ella y así estamos con ella, y que moveremos los hilitos necesarios en el entramado energético que la rodea para que todo salga estupendamente. Vamos a mandarle, cada vez que nos acordemos y tengamos un ratito, una buena andanada de espirales sanadoras, llenas de ánimo, de luz, de colores maravillosos y olores embriagadores, de vibraciones positivas y estabilizadoras. Vamos a hablarle a su consciencia, a contactar con su cuerpo sutil, para que éste le transmita a su cuerpo biológico todas esas frecuencias de curación, amor y deseos de felicidad. Así lograremos que esté en las mejores condiciones durante la intervención, que vaya preparada, que todo sea fácil y rápido, y que se recupere sin problemas y esté lo más pronto posible en su casita, encantada y contenta como yo misma me encuentro ahora.

Y que pronto, muy pronto, se reencuentre con nosotr@s aquí, en Rivendel, para hacernos partícipes de su experiencia y empezar a vivir otras nuevas y mejores.

Podemos hacer cosas increibles, maravillosas. Tenemos el poder necesario. Sólo tenemos que creérnoslo y mover pieza con acciones coherentes. Es imprescindible, si queremos evolucionar, que haya una coherencia entre lo que sentimos y lo que hacemos. Esa impecabilidad es la marca de la nueva humanidad.

Por Manolo… Por Mila… ¡¡¡TODOS A UNA, COMO EN FUENTEOVEJUNA!!!

Gracias y un fuerte abrazo.

Shiva y la oca

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Hasta pronto

Camino

Querid@s lector@s y amig@s:

Bueno, pues…ejem… me despido de vosotr@s, al menos temporalmente. Supongo que tod@s sabeis o intuís que estoy a las puertas de una experiencia importante, y necesito un poco de distanciamiento, que puede que se prolongue en el tiempo. De hecho ya llevo tiempo sin dejarme caer mucho por los blogs, incluido el mío, como habréis observado…

El caso es que estoy tratando de poner un poco de orden en mis cosas, pero me quita mucho tiempo el ordenador. Es que resulta todo un reto contestar a tanta gente estupenda que está pendiente de mí en estos días, algun@s incluso sin dejar de preocuparse desde hace meses… A ver, no hay ni que decir que es muy gratificante saberte tan apreciada, tan querida, pero llega un momento en el que tener que pensar en tantas personas que te siguen, que esperan tus comentarios o entradas, llega a agobiarte un poco… Yo creo que esto nos acaba sucediendo a casi tod@s l@s que dirigimos un blog, que tarde o temprano necesitamos desconectar… Pues podeis imaginaros si, además, estás atravesando una enfermedad tan tremenda como la mía, lo que eso supone a nivel de preocupación, llamadas, correos, facebook, montones de comentarios mandando apoyo o solicitando información… Te llena de alegría saber que hay tantas personas pensando en ti… Pero llega a agotar física y emocionalmente, las cosas como son.

Por eso ahora mismo mi cuerpo, mi mente y mi alma me piden a gritos espacio vital, paz, silencio interior y exterior… Porque lo necesito para afrontar lo que se me avecina, que no es moco de pavo.

Caldo primigenio

Después de tanto compartido en estas ciberpáginas, ingreso en el hospital el próximo lunes, y me operan el 25. Se trata de una especie de viaje a lo desconocido, pues es una intervención muy larga y radical, con una técnica novedosa y prometedora, llamada de Sugarbaker, con la que se pueden garantizar tasas muy elevadas de supervivencia sin recidivas, e incluso la curación total. Es la primera vez que veo a unos médicos que se mojen tanto en este sentido, pero sí, en este caso se mojan y dicen esas palabras mágicas: ¡¡curación total!! Como comprenderéis, la cosa es para reflexionar, y me ha dado mucho que pensar en esta última semana…

La operación tiene tres partes: en la primera, de cirugía ginecológica propiamente dicha, me practicarán una histerectomía, con extracción de útero y anejos. En la segunda parte, ya cirugía general-oncológica, me miran con lupa todas mis «interioridades peritoneales» y me extraen absolutamente toda célula cancerígena que esté a la vista, aparte de la masa grande, pero no descartan tener que extirpar parte de órganos, vísceras, etc, que puedan estar afectados. Luego me cierran, no sin antes conectarme a una máquina con la que me irrigarán con quimioterapia a 43 grados todo el interior del abdomen, durante una hora. El calor por sí solo ya es un enemigo radical de los carcinomas, pero además la concentración de quimio es entre 500 y 1000 veces superior a la que me meten por vena en un ciclo normal. Cuando me lo dijeron me pareció una barbaridad, y pensé que eso no habría organismo que lo aguantara, pero luego me lo explicaron, y lo que creo que entendí es que, al ser macromoléculas (moléculas grandes de quimio), no hay riesgo de que el producto pase a la corriente sanguínea, sino que, simplemente, va entrando y saliendo del cuerpo, dirigido por una máquina especial de bombeo, y actuando sólo donde se le necesita.

Rompiente

Sencillito, ¿verdad?:) Lo cierto es que, cuando leí el papel con el consentimiento que me dieron para firmar, me llevé las manos a la cabeza… Pero dicen que es lo mejor que me pueden ofrecer hoy por hoy, y que sólo se lo plantean a pacientes en los que haya habido una buena evolución y hayan resistido bien los ciclos de quimio, así que eso me anima bastante. La técnica es muy novedosa, vino de EEUU y llevan sólo dos años practicándola aquí, pero mi hospital la ha depurado y ahora es de referencia, incluso vienen médicos de otros hospitales a aprender las novedades incorporadas… Pero, claro, no está exenta de riesgos y peligros. Prefiero no contároslos. He estado pensando en ellos durante toda la semana, sopesando los pros y los contras… Y al final, después de mucho revuelo mental, he decidido que los primeros merecen la pena, y mucho.

Pero os confieso, amig@s, que no me está resultando fácil esta fase. Hasta ahora he estado como en un limbo plácido, acostumbrada a la rutina de la quimio: una semana fastidiada, otra semana mejor, otra ya a pleno rendimiento, y cada vez más fuerte, con menos complicaciones y efectos secundarios. Era una situación fluctuante, pero con una dinamica familiar que controlaba y en la que podía planificar, dosificarme, incluso disfrutar ya mucho de la vida cotidiana… Empezaba a sentirme muy bien. Casi como si todo hubiera sido un sueño. Un mal sueño…

Pero las recientes pruebas y charlas con los cirujanos han sido como un bofetón que me ha devuelto a una dura realidad: soy una mujer con un cancer en estado muy avanzado y me espera una intervención en la que los porcentajes de complicaciones e incluso riesgo de muerte no son desdeñables. Esta bajada del limbo la he acusado mucho a nivel anímico, e incluso físico. Tengo un catarro que no se me acaba de curar, y me siento débil, somnolienta y sin apetito. También estoy un poco asustada… Aunque sólo a ratitos. En realidad sé que este papelón me lo he adjudicado yo misma antes de venir a este soporte físico. Sé que se trata de utilizar situaciones extremas para recordar, para dar o recibir lecciones, para evolucionar, y que me he puesto el listón muy alto en este experiencia de vida, demasiado, entre unas cosas y otras, me va la marcha que no veas… Pero también tengo asumido que la aventura no acaba aquí. Que tal vez el miércoles me den un ticket para un viaje sólo de ida y me esperen nuevos horizontes.

Puesta en el caminoEso no me asusta, estoy preparada, y creo que todos estos últimos años no he hecho otra cosa más que prepararme para ello, aprender, reforzar mis intuiciones, recordar lo que un@ en el fondo ya sabe, pero olvida al venir aquí: que la VIDA es una y es eterna… Lo que me preocupa y me pone triste es qué será de mis seres queridos, si yo me marcho a otro lado. Pero lo extraño sería no preocuparse, creo yo… No soy ningún ser de luz, ni ninguna superwoman, sólo una mujer, una madre, una persona alrededor de la cual giran otras como un séquito de pequeños planetas, cuya vida puede que penda de un hilo. Hay mucho en que pensar en estas circunstancias, y eso que procuro mantener a mi mente con la boca cerrada, para que no se vaya por los cerros de Úbeda… Ya sabeis a lo que me refiero.

Así que mi misión ahora es estar serena y muy fuerte, relajada, confiada, optimista. Porque los cirujanos tienen un trabajo muy importante, pero yo también tengo el mío, eso de lo que venimos hablando desde hace medio año: AUTORESPONSABILIDAD, preparar mi cuerpo para que esté en las mejores condiciones energéticas y emocionales cuando me intervengan. Para que se lo encuentren todo ahí dentro como la patena, lo más limpìo y «organizadito» posible y no haya complicaciones, que todo les sea muy fácil. Porque ellos están haciendo su parte en este proceso de sanación, pero yo también me lo estoy «currando» bastante desde el interior, no he bajado la guardia a pesar de la mejoría. Estoy convencida de que mis pequeñas aportaciones han tenido mucho que ver con la desaparición de mis tromboembolismos (según la última eco-dopler mi circulación de retorno está fantástica), de mis problemas con los uréteres, de mis trastornos intestinales y, por supuesto, la disminución tremenda del tamaño de la masa que me queda alojada en el Saco de Douglas. Yo he hecho mi «magia potagia» :), eso sin dudarlo…

Para ejemplo, sigo practicando a diario mis códigos curativos, mis meditaciones de sanación, mis visualizaciones de luz y energía, mis improvisaciones de reiki intuitivo, mis baños con sal, mis terapias con cristales, mis sanaciones musicales (Loreena McKennit es muy especial para esto, tiene una voz mágica, llega a todas mis células y las hace danzar y resplandecer en la noche oscura del alma… De hecho tiene una canción que es una adaptación del famoso poema de San Juan de la Cruz, «La noche oscura del alma»,y es sobrecogedor,me encanta, me llena de luz…)

Y, cómo no, una de mis mejores bazas es que siempre tengo presentes a tod@s mis familiares y amig@s, a los que conozco de toda la vida, a los más recientes, a aquell@s
a quienes nunca he visto en persona pero ya aprecio con toda mi alma, a l@s que dan la brasa más de la cuenta, a l@s que se ofrecen con total sinceridad y amor a cambiar su vida radicalmente si llegasen circunstancias adversas… incluso a l@s que callan inexplicablemente y han decidido no acompañarme en este viaje. A tod@s quiero y añoro en estos momentos, y os llevo en mi alma prendid@s. Me habéis ayudado muchísimo, y seguís haciéndolo. Sé que much@s rezais por mí, me mandais hermosos paquetes de energía, encendeis velitas, me visualizais, me traéis agua de Lourdes o estampitas y relicarios… Tod@s, cada un@ a vuestra manera, pedís a Dios o a la energía universal o a la fuente de vida que me cuide y me ayude… Y a mí me llega con fuerza y la incorporo a la mía propia.

Os lo agradezco de corazón, y estoy muy emocionada, porque sé que todas esas preciosas iniciativas y plegarias salen de los vuestros, brotan como flores frescas, y me llega su aroma y su onda amorosa y fraternal, da igual la procedencia o el estilo. Estais conmigo y así os siento.

Desde estas líneas necesito daros las gracias, y me gustaría mencionar muchos nombres, pero temo tanto excluir a alguien por error u omisión, que prefiero no hacerlo. Vosotr@s ya sabeis muy bien a quienes me refiero, quiénes habéis estado al pie del cañón desde el primer momento, y con quienes, si todo va bien, voy a celebrar mi segundo nacimiento dentro de un tiempo prudencial. Sé que no voy a entrar sola a ese quirófano, y que mi cuerpo energético estará muy bien acompañado el día 25. Si los cirujanos pudieran ver más allá de sus instrumentales, seguro que se pondrían serios y dirían que allí no podía haber tanta aglomeración, os echarían a tod@s a patadas, ja, ja, ja 🙂

Os quiero a tod@s. Y muy especialmente a uno. Porque sí, Jorge, a ti sí te voy a mencionar, mira por donde, tú vas a ser la excepción, porque mis sentimientos más fuertes, emotivos y sinceros van para ti… Porque has estado a mi lado a las duras y a las maduras, te has ocupado de todo cuando yo no estaba absolutamente para nada, has estado pendiente de un@s y otr@s, has sido mi consuelo cuando me sentía triste o asustada, me has pegado buenos empujones cuando me atenazaba la parálisis, me has hecho reir a carcajadas, has actuado a veces un poco de mosca cojonera, pinchando, chinchando, estimulando a tu manera, has sido mi refugio, me has tratado con ternura y comprensión, me has hecho sentir mimada y protegida, me has sacudido como una alfombra cuando me lo merecía, me has dejado a mi bola cuando lo necesitaba, y has sido mi maestro, mi amigo, mi compañero… y mi AMOR. Siempre has creído en mí. Me lo has demostrado con creces en estos meses terribles… a pesar de los pesares. Que no han sido pocos, ¿verdad? 🙂 Sólo sé que seguramente no habría llegado hasta aquí sin ti, gruñón de mis amores, y que te doy las gracias, aunque sé que no te gusta, desde el fondo de mi alma moñoñera.

Gracias, Jorgito. Gracias a ti y a nuestras dos hijas, el sol y las estrellas que me guiarán hasta buen puerto en este viaje incierto, no sé si con billete de ida y vuelta… o sin retorno…

Sea como sea, mis gracias más sinceras a tod@s.

Os quiero. Hasta pronto.
Playita de Caravia

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De luces y sombras

Luna entre brumas

Resulta paradójico pero, a veces, un viaje al Lado Oscuro de la vida nos puede conducir a la Iluminación. Casi siempre asusta dar los primeros pasos, vamos a ciegas, asustad@s y sin rumbo fijo… Pero si nos atrevemos a adentrarnos en ellas, puede que descubramos entre las tinieblas el camino más luminoso y clarificador de nuestra vida. Porque suele ocurrir que ese sendero en penumbra es como una espiralada concha de caracol que nos lleva a donde está la verdadera Sombra, que es el interior de nuestro inconsciente… y ahí es donde realmente interesa quitar las telarañas y pasar el escobón para que entre luz.

Hace unos meses escribí una entrada titulada «Presente continuo» en la que os contaba el inicio de mi andadura a través de una enfermedad grave, una situación de ésas que dan mucho miedo porque hacen tambalearse los cimientos de tu mundo. Y conjugaba ese tiempo con el verbo «luchar». Pero creo que estaba equivocada.

Ahora sé que no se trata de una lucha, en el sentido de enfrentamiento, coraje yAl borde del abismo deseo de aniquilación del supuesto enemigo. Sí tiene que ver con la valentía, pero desde otro punto de vista. Con el transcurso de los meses, desde que salí del hospital a finales de Marzo, me he dado cuenta de que, más que luchar, se trata de todo lo contrario: es hacer las paces con un@ mism@ y con todo lo que te rodea, incluída esa circunstancia oscurecedora de tu vida, como en mi caso ha sido este cáncer de ovarios. Cuando admites que está ahí por algo, que lo necesitabas para avanzar y salir de un estado de estancamiento vital, es cuando empiezas a ver la luz. Porque sólo entonces te instalas en un nivel de percepción y de conciencia que te permite comprender tu enorme grado de responsabilidad en todo cuanto te sucede. Y es muy fuerte llegar a la conclusión de que esa enfermedad o ese estado especial de tu ser lo has convocado tú, ni más ni menos. Tú le has dado permiso para instalarse en ti a un nivel profundo e inconsciente. Pero la buena noticia es que comprendes, de pronto, que tú puedes, igualmente, hacerlo desaparecer.

Una vez que accedes a ese estado de comprensión , la información que recibes o que alguna vez entró en tu mente adquiere nuevos matices y se enriquece con nuevas perspectivas. El cáncer, como se nos ha explicado siempre, viene determinado por muchos factores interdependientes, ya sea predisposición genética, elementos tóxicos en nuestra alimentación cada vez más adulterada y desnaturalizada, circunstancias ambientales, radiaciones solares, electromagnéticas, cósmicas… Sin embargo yo pienso (y no sólo yo, sino también muchos médicos ) que una «máquina» tan maravillosa y perfecta como es nuestro cuerpo viene «de serie» con los mecanismos naturales necesarios para mantenerse en esa perfección el mayor tiempo posible, y para salvaguardar al cuerpo de todos esos impactos que podrían resultar en un cáncer, sólo que en nuestra ignorancia desatendemos el sistema inmune, que es el encargado de ese mantenimiento.

CIMG2660Mi intuición (corroborada por todas esas lecturas e investigaciones personales) me indica que lo que más desbarata el correcto funcionamiento de nuestro sistema inmune son nuestros sentimientos negativos. Todas esas emociones, recuerdos, creencias y pensamientos tenebrosos y pesimistas que vamos acarreando a lo largo de una vida, y que se van acumulando en las memorias celulares, hasta conseguir que éstas no sean las piscinitas de agua pura que deberían ser, sino pozos turbios que ven cada vez más reducidas sus funciones vitales y son incapaces de colaborar en la ardua tarea de limpiar el cuerpo de invasores peligrosos. Las células sucias y con aguas estancadas no están en condiciones de transmitir la información energética que lleva a la sanación.

Todos esos deshechos emocionales se nos acumulan en un determinado lugar del organismo, probablemente según sea el origen de nuestros sentimientos, (así lo expone la nueva medicina germánica del Dr. Hamer) y se van reconcentrando en sí mismos, enquistándose como ocurre con el granito de arena que las ostras recubren de una sustancia suave para evitar que les dañe por dentro. Al encarnizarnos en nuestras heridas, al caer en ellas una y otra vez, no dejamos que cicatricen, sino que se endurecen y reconcentran cada vez más… y se forman los tumores. De nosotr@s, de nuestro enfoque, depende aprovechar para extraer una perla extraordinaria de una situación desagradable.

No hace falta que te diagnostiquen un cáncer para conseguirlo. Todo el mundo tieneCielo estrellado en su interior esa Sombra que pretende adueñarse de su percepción, de sus acciones… de su vida. Se forma durante la infancia, y se va alimentando con cada experiencia o recuerdo que nos causa dolor, ira, vergüenza, miedo, desconfianza, resentimiento… Cosas que tratamos de esconder y hacer como que no existen, y las vamos guardando en el cofre de nuestro inconsciente, que se convierte así en una especie de Caja de Pandora con el potencial de arrasar todo lo que amamos. Hay que ser muy valiente para abrirla y observar desde la consciencia toda la morralla que guardamos dentro. Pero sin duda ese es el gran reto de nuestra existencia. Y ha sido, en mi caso, el primer paso en el proceso de sanación que he emprendido.

Hoy quisiera conpartir con vosotr@s cómo lo estoy haciendo, cómo he conseguido reducir la enorme masa que se asienta en mi Saco de Douglas a la mitad de su tamaño, y disminuir los marcadores tumorales desde niveles superiores a los 3000 hasta los 40 que tengo ahora. Sé que la quimioterapia ha funcionado bien, eso no lo voy a discutir, pero también estoy convencida de que mi actitud positiva, mi voluntad y mis iniciativas de autosanación han sido imprescindibles a la hora de facilitar el trabajo de los fármacos.

CIMG3196 Lo primero e imprescindible es el reconocimiento de todo lo que ha propiciado esa negrura interna, los acontecimientos o creencias profundas que nos han llevado a sentir resentimiento, rabia, miedo, sensación de indefensión, pérdida de confianza… etc. Es un trabajo duro. Hay que ser muy sincer@ y analizar en profundidad qué sentimos y por qué. Luego viene aceptar que llevas a cuestas todo ese cargamento de negatividades, y que éstas se van acumulando como información a nivel celular, afectando a tu biología. Por último toca perdonar, a ti mism@ y a los factores externos que te hubieran podido llevar a sentir eso (personas, circunstancias), y tratar de cambiar esos sentimientos de manera consciente.

No es tarea fácil, pero una vez que interiorizas eso, ya has dado el primer pasito hacia lo que podemos llamar la auto-sanación. Avanzas en las penumbras con la diminuta luz espeleóloga de la Intuición. Entonces podemos dar permiso a nuestro cuerpo para liberar todo su potencial defensivo-curativo, y ayudarle de la manera que nos dicte nuestra conciencia, que será distinta según cada persona y el conocimiento que tenga a su alcance.

Yo voy a tratar de explicaros mi método personal, fruto de la sedimentación de diferentes informaciones que han llegado a mis manos en estos últimos dos años, y aderezado con grandes dosis de intuición propia. No digo que lo que yo hago vaya a ser la panacea para cualquier persona con problemas parecidos, porque cada cual es un universo particular y tendrá que buscar lo que «resuene» con él o con ella. Además, nunca he sido partidaria de dar consejos sin que antes me los pidan…

Hay algo muy importante en estas fases previas, en esta primera toma de contacto conEl sol en la palma de la mano la oscuridad que queremos iluminar. Y es la gratitud: acostumbrarnos a dar las gracias a diario por todo lo bueno que se nos ocurra. Agradecer sinceramente, desde lo más profundode del corazón, la cantidad de cosas estupendas que nos ha dado la vida a lo largo de los años, las que nos ofrece en el preciso instante en el que estamos, empezando por nuestro propio cuerpo, esa maravilla de la naturaleza. Aunque éste no se encuentre en su mejor momento, se trata de valorar el milagro viviente que es en sí mismo, y admitir que lo seguirá siendo en plenitud de sus funciones si tú eres consciente de ello y pones los medios para ayudarle y mantenerlo en óptimas condiciones. Podemos agradecer la luz de un nuevo día, el aire que respiramos, el ronroneo de tu gato a los pies de la cama, el canto de los pájaros, el aroma de una rosa recién abierta, las risas de tus hij@s cuando juegan, una comida especialmente rica y sana, tu familia, tus amig@s, el tener pagada la hipoteca de la casa, los primeros pelillos que empiezan a crecer en tu calva, je, je, je… ¡qué sé yo, seguro que se os ocurren mil motivos por los que estar contentos y agradecidos!

Hay que agradecer incluso cada mano que se ocupa de ti en el hospital, sentir muy Espiral de corazones I dentro que es una mano dotada del poder de curar, y que no expresa otra cosa que amor. Yo, al menos, así lo interpreto. El martes pasado estuve seis horas en quimio; es largo y pesado, pero siempre hay alguien que me arranca una sonrisa o me inspira ternura: por ejemplo, la jefa de enfermeras del Hospital de Día, que vino muy cariñosa a darme un beso tras sus vacaciones, y que me pinchó la vía en el reservorio sin hacerme ni pizca de daño… Eso sí, habla a grito pelado y siempre nos chista a los enfermos y familiares para que no elevemos el tono, cuando resulta que se la oye más a ella que a nadie 🙂 … Siempre me provoca alguna carcajada que tengo que reprimir, lanzando una mirada de complicidad a mi madre. O la paciente en su segundo ciclo, contenta porque todavía no se le ha caído el pelo, que nos invitó a bombones a los de los sillones de los alrededores con la frase «¡Hala, que no nos amarguen la vida!»… O la sincera alegría de otra enfermera muy maja cuando le dije que posiblemente era mi último ciclo antes de operarme… O el cariño de mi cuñada, auxiliar de enfermería en la planta de «Gine», que siempre viene a darme un achuchón o a solucionarme alguna gestión administrativa… Me inspiró incluso mucha compasión y empatía el pobre enfermero que, en mi quinto ciclo, antes de instalarme el reservorio, me tuvo que pinchar cinco veces para ponerme la vía, porque ya era casi imposible encontrarme una vena en condiciones. No paraba de disculparse y estaba ya muy nervioso, y yo traté de bromear y tranquilizarle con actitud resignada (ese día me tuvieron que pinchar otras seis veces, porque se me extravasó la última medicación y en esos casos el protocolo es inyectar alrededor del derrame unas cuantas dosis de cortisona… ¡bufff!, fue de traca, pero bueno, ya está olvidado…) A veces incluso busco la mirada de los demás pacientes, y trato de compartir con ell@s una sonrisa, un gesto de comprensión y ánimo, aunque no hablemos mucho. ¡En fin! Se trata de ver el lado amable de la vida, pues sea cual sea la situación en la que estés, siempre hay motivos para estar agradecid@.

DSCN9149 Creo que otro medio muy bueno para superar la enfermedad es mantenerte, de manera natural, no forzada, en una casi permanente actitud de «maravilla» o, podría decirse, de «enamoramiento» ante la vida. Por suerte soy de l@s afortunad@s para quienes eso resulta fácil, tengo cierta predisposición desde bien pequeña, y me precipito sin complicaciones hacia un estado de gozo ante el lado bello, emotivo y hasta si quieres ñoño de las cosas, que me lleva fácilmente a la lagrimilla con una sonrisa de oreja a oreja. Esa capacidad innata para el asombro y el disfrute íntimo ante las cosas más nimias es para mí un bote salvavidas, al que me subo a diario cuando las aguas parecen revueltas. Flotando en él a ratitos, me deslizo suavemente por mundos de ensueño donde todo es posible, donde la magia del universo encuentra su cauce sin interferencias para llegar hasta mí. Flotando como la Dama de ShalottDSCN4319 del poema de Tennyson, en su barquita llena de lirios, percibo la poderosa belleza de la serena aceptación de las cosas, y me dejo arrastrar por esa suave corriente, por ese flujo eterno al que no nos podemos resistir, sabedora de lo efímero de todo lo material, de la naturaleza cíclica de la vida… pero también de la esplendorosa promesa de renovación de todo cuanto nos cautiva el alma.

Cuando tienes la suerte de llegar a ese estado de conciencia tan particular, resulta mucho más sencillo estar en sintonía con los procesos curativos, y sacar el máximo provecho de todo cuanto decidas aplicar en tu «aventura» de la sanación consciente. Si eres capaz de practicar todos los días, de buscar un ratito para estar tranquil@ y dejarte llevar a niveles profundos de tu ser, entonces tu proceso de sanación se beneficiará de terapias como la meditación, las visualizaciones, la sintergética, laEspiral cristalina II sanación con cristales o el Reiki (que ya se aplica de manera «oficial» en algunos hospitales de Madrid), que llevan tu mente a estados de quietud maravillosa y tu cuerpo a niveles energéticos saludables.

Para superar una enfermedad como esta es esencial controlar al máximo tus pensamientos, porque sobre ellos vas a cimentar tu nueva realidad. De ti depende que ésta sea la mejor y más positiva que puedas imaginar. Permítete soñar como l@s niñ@s, deja volar tu imaginación hacia el futuro que deseas con toda tu alma, con todo detalle, recréate en lo hermoso, obvia lo demás. Piensa que todo se irá solucionando a medida que se presente, no es sano agobiarse por lo que aún no ha ocurrido y puede que no ocurra nunca. Porque eso que llamamos futuro no es más que un abanico de posibilidades que se abre ante nuestros ojos a cada instante. Debemos elegir constantemente, en paz y sin aprensión. Tenemos que hacer las paces con el pasado, olvidar y perdonar, y no gastar más energías sufriendo por un futuro que aún no existe.

DespedidaCuando te asientas firmemente en ese estado de «Presencia» (que es como llama Eckhart Tolle a estar en el Presente), estás preparad@ para incorporar a tu vida las pequeñas chispas «mágicas» que te iluminarán en lo oscuro y te ayudarán a sanar.

Os voy a contar cuáles son mis apoyos, los que a mí me sirven y resuenan conmigo, aunque no necesariamente tienen que ser los mismos para vosotr@s… Para mí es importantísimo ceñirme a las siguientes recomendaciones: desintoxicar, oxigenar, alcalinizar y vegetarianizarse lo más posible (al menos, tratar de eliminar de la dieta la mayor cantidad posible de proteínas de origen animal, muy relacionadas, según estudios recientes, con la presencia de células cancerosas en el cuerpo).

Para desintoxicar, nada como la Hidroterapia: antaño un placer y una fuente de salud destinada a los privilegiados que podían pagarse tratamientos en un balneario, pero lo que much@s no saben es que está al alcance de cualquiera que tenga bañera en su casa. Es fácil y barato: dos kilos de sal marina gruesa por cada 100 litros de agua. La desintoxicación funciona por el proceso llamado ósmosis, que consiste en que los desechos acumulados en las células salen al exterior (al agua salada) a través de las paredes celulares, por una diferencia de densidad entre medios, que favorece su eliminación. Así ayudamos a los riñones y al hígado, y les quitamos algo de trabajo, que bastante tienen los pobres… Yo suelo bañarme sobre todo los días posteriores a la quimioterapia, que es cuando me siento más debil y llena de metabolitos, y me quedo en remojo unos quince minutos. El agua la pongo templada, no muy caliente, y a veces añado una infusión de lavanda, que ayuda a desintoxicar el hígado. Un poco de música suave y unas velitas ponen la guinda a uno de los momentos más agradables de mis terapias curativas.

Además de los baños con sal gruesa (nunca refinada de mesa, ni yodo-fluorada ni nada por el estilo), es muy importante beber todo lo que te pida el cuerpo (agua, zumos, gazpacho…) para favorecer la función renal. Yo al principio lo pasé muy mal, mis riñones sufrieron bastante, tuvieron que instalarme unos catéteres y todo, pero no he vuelto a tener ni un problema desde que incorporé a mi rutina estas terapias. Es muy beneficioso también tomar infusiones, especialmente de té verde, tomillo y romero, que son desintoxicantes y previenen posibles infecciones, a las que se es muy susceptible cuando el sistema inmune anda flojo.

Alcalinizar: el cáncer se desarrolla, prolifera y está a sus anchas cuando el cuerpo le ofrece un medio ácido, por tanto es imprescindible volverlo lo más alcalino posible, o al menos conseguir un Ph neutro. Aquí hay mucho que decir, pero me limitaré a enumerar una serie de alimentos que pueden beneficiarnos, y otros que deberíamos evitar por todos los medios. Os confieso que no lo hago a rajatabla, pero es bueno por lo menos ser consciente de lo que te llevas a la boca y poder elegir.

Alimentos alcalinizantes: limón, naranja, mandarina, sandía, manzana, melón, higo, almendra cruda, tofu, algas marinas, sal del Himalaya, sal marina, polen de abeja, canela, melaza, verduras de hoja verde, puerro, pepino, pimiento…

Alimentos acidificantes: lácteos, grasas, carnes, pescados, marisco, cecina, cacahuetes, nueces, mejillones, encurtidos, frituras…

Os paso el acceso directo a una tabla que os puede ayudar, en la que viene más detallado: http://www.elblogdenutricion.com/wp-content/uploads/2013/01/tabla-alimentos-alcalinizantes.pdf

Y a un interesantísimo artículo sobre terapias a base de bicarbonato: http://nutricionholistica.blogspot.com.es/2011/12/el-cancer-y-el-bicarbonato-de-sodio.html#axzz2cQZOJBou

Así mismo os remito a las conferencias sobre alimentación alcalina de Suzanne Powell, que creo que están en La Caja de Pandora.

Oxigenar: hay muchos estudios en los que se demuestra que elBaile del agua III oxígeno es uno de los peores enemigos del cáncer. Existe un procedimiento maravilloso para conseguir oxigenar el cuerpo, y lo hacemos de manera maquinal a cada momento, sin darnos cuenta de su tremendo potencial e importancia para nuestra salud: algo tan sencillo como… ¡¡respirar!!. Si nos hacemos conscientes del milagro de nuestra respiración durante unos instantes al día, podremos beneficiarnos de la fresca y radiante energía del oxígeno dirigida con intencionalidad al debilitamiento y desaparición del tumor. Para ello, nada mejor que buscar un lugar tranquilo, una postura cómoda, y hacer varias respiraciones profundas, procurando esperar un instante entre inhalación y exhalación. Para que la respiración sea profunda y el oxígeno pueda llegar al mayor número de células posible, debemos asegurarnos de que hacemos respiraciones abdominales. Nos ponemos la mano sobre la tripa y ésta se tiene que elevar bastante a cada inspiración. Si no es así, no lo estamos haciendo bien.

Ni que decir tiene que podemos oxigenarnos también con ejercicio moderado, como paseos suaves, más o menos largos o enérgicos según nuestro estado físico, y combinar las respiraciones profundas con la meditación, la relajación o las visualizaciones, incluso con los baños de sal.

Meditaciones: lo hermoso de meditar es que te procura un estado de serenidad y control del cuerpo y la mente, y permite que tus pensamientos vayan y vengan, observándolos sin engancharte a ellos. En ese nivel es posible aquietar ese bullicio mental que nos aturde a cada momento, y aprovechar la paz resultante para enviarle a tu subconsciente orientaciones o incluso «decretos» para que se centre en lo que nos interesa: la sanación física y emocional. Hay muchas meditaciones guiadas que puedes encontrar en la red. Yo utilizo algunas que me grabé en Mp3, una específica para el cáncer, y otras sobre los chakras, sobre el perdón, o las técnicas hawaianas del Ho´oponopono. Me pongo mis auriculares cuando me acuesto por las noches (no todos los días, pero sí a menudo), me relajo cómodamente, y me dejo llevar a esferas en las que todo es posible.

Luz en el visillo Visualizaciones: se trata de otra práctica muy agradable, aunque implica mucha más concentración (al menos en mi caso). Consiste en relajarte profundamente y tratar de contemplar con los ojos cerrados alguna imagen en concreto que te pueda ayudar a sanar. En mi caso, tengo dos o tres de mi preferencia. La primera es una bolita de luz blanca-rosada que brota de mi corazón y desciende hasta el bajo vientre, quedando suspendida como a dos dedos por debajo de mi ombligo. Allí empieza a pulsar y a ampliar su tamaño, hasta que poco a poco va introduciéndose en mi tripa y sigue aumentando de perímetro, de modo que se «desborda» fuera de mí y todo mi cuerpo queda dentro de su luz. Me imagino flotando ingrávida dentro de esa burbuja de suave resplandor curativo y permito que me inunde hasta la última célula. Otra visualización, que me recomendó mi médico «alternativo», se hace imaginando una luz color verde esmeralda, con la que voy iluminando todos los órganos internos cercanos al tumor, recubriéndolos hasta estar completamente protegidos. A continuación, visualizo un rayo de intensa luz violeta que va dirigido sólamente al tumor, al que veo como una especie de morcilla de Burgos blanquecina, y con ese rayo lo «bombardeo» hasta que, en mi mente, el tumor se va reduciendo y arrugando como una pasa y, finalmente, desaparece. Otra tercera visualización es la que me recomendó mi viejo amigo Varín, que me resulta muy entrañable y simpática, porque tengo que imaginar una célula de mi cuerpo, la única célula limpia, sana y contenta probablemente en toda mi anatomía, y permitirle que irradie esa pureza y alegría a sus compañeras más cercanas, y éstas a las aledañas, creando un efecto dominó que «arrasa» todo cuanto encuentra a su paso, sanando a todo mi cuerpo y barriendo todo lo malo como un tsunami. Me encanta visualizar a esa celulita preciosa, con una carita dulce y sonriente y cierto brillo interior, como si tuviera luz propia…

Masajes: tengo la suerte inmensa de contar con una madre «todoterreno». Nada de todo esto tendría sentido sin elogiar los cuidados, cariño y dedicación que me ha prodigado mi madre desde que empezó todo. Me echa una mano con la casa y las niñas cuando me siento peor y mi marido trabaja, me hace unos zumos multifruta maravillosos con la licuadora que me dan la vida, pero lo mejor es que me da unos masajes en los pies que son mano de santo. Hace años hizo un curso de Reflexología, y la verdad es que se le da muy bien, me deja como nueva. Los días que me pega fuerte la quimio y noto los pies como si caminara sobre cristales, sólo ella sabe cómo agradezco su toque mágico, y el tiempo que dedica a ello, pues hay ocasiones que casi se ha estado una hora masajeándome… No tengo palabras para agradecerle todo lo que hace por mí y lo pendiente que está a todas horas. El resto de mi familia también, por supuesto, pero… ¡madre no hay más que una! 🙂 ¡¡Te quiero, mamá!! ¡¡Gracias por todo lo que haces, que es mucho!!

Guanábana: hay en la red mucho publicado sobre esta fruta maravillosa. Incluso en este mismo blog, en la sección «A tu salud», publiqué un resumen de todo cuanto encontré sobre ella mucho antes de imaginarme siquiera que iba a necesitar sus «servicios». Estoy segura de que está teniendo mucho que ver con mi mejoría, aunque no la consumo a diario, porque leí que su uso prolongado parecía tener relación con cierto tipo de Parkinson. En verano se puede conseguir la fruta fresca en fruterías selectas como la del Hipercor (bajo pedido) o en mercados de Madrid. Yo la estou utilizando congelada, en Carrefour te venden la pulpa y luego la mezclas con medio litro de agua. Le añado ralladura de limón y unas cucharaditas de miel, porque es bastante sosa. Desde que la tomo a menudo, he notado una gran mejoría a nivel digestivo y en la regulación del tránsito intestinal, eso aparte del probable trabajo anticancerígeno que pueda estar desempeñando en mi interior.

Aloe vera: también se ha escrito mucho sobre los efectos del aloe, en concreto un jarabe hecho con esta planta, miel y whisky (como vasodilatador). Yo lo estuve usando al principio, pero dejé de hacerlo porque empeoraba mi problema de estreñimiento y en aquel momento (abril-mayo) mi intestino no estaba para muchas aventuras. Pero sé de gente que lo ha utilizado con exito.

Los Códigos Curativos: se trata de un método increible. La lectura del libro, que me mandó Rama, asiduo de éste y otros blogs amigos (¡gracias, Rama!), me caló profundamente. Mucha gente me lo ha pedido desde entonces, y el pdf sigue a vuestra disposición si queréis comprender, de la mano de dos médicos, Alex Lloyd y Ben Johnson, los fundamentos según los cuales se puede volver a conectar el sistema de autocuración del cuerpo, curando primero el corazón espiritual. Según ellos, el estrés y la acumulación de emociones negativas en nuestro subconsciente y en nuestras memorias celulares hacen que el sistema inmunológico y defensivo del cuerpo falle. Ellos insisten en que todos tenemos este tipo de estrés emocional, hayamos sido «buenos chicos» o no. Que lo que tenemos que hacer es relajarnos y perdonarnos a nosotros mismos. Que lo único que debe preocuparnos es sanar los asuntos del «corazón». Trabajan con «bioenergías», y dan referencia de miles de casos de remisiones espontáneas y curaciones espectaculares. Explican minuciosamente cómo conseguirlo en su libro, pero yo me limitaré a resumir la sencilla técnica que recomiendan hacer todos los días para estimular nuestro sistema inmune: lo primero es identificar la emoción u emociones que creas que te han llevado a ese estado de enfermedad, perdonar y perdonarte, y después hacer una sencilla oración o plegaria en la que incluyas las memorias que quieres que salgan a la superficie, junto con el asunto físico que te preocupa y quieres sanar. Yo hago mas o menos la siguiente oración, por si os sirve de guía: «Querido Dios, ayúdame a limpiar todas las memorias celulares destructivas de mi organismo, para que se liberen de recuerdos, creencias, pensamientos, sentimientos e ideas negativas y así pueda sanar total y definitivamente el cáncer relacionado con ellas. Lo conseguiré si me llenas con tu luz divina de vida y amor».

A continuación, en una postura cómoda y en lugar tranquilo, se inicia lo que llaman el Código Universal (hay más, pero este es como el «comodín» que vale para todo), que consta de cuatro posiciones con las manos respecto de la cabeza. Según los autores, desde las puntas de los dedos se genera una energía sutil que desencadena mecanismos internos para favorecer la autosanación natural. Es posible incluso que sintáis esa energía, como un calor más o menos intenso según vuestro nivel de percepción.

Primera posición: ponemos las manos sobr el entrecejo (Chakra del Tercer Ojo), rozándolo con las puntas de los dedos para posicionarnos bien, y en seguida elevamos las manos hasta dejarlas a unos cinco centímetros en el aire. Utilizamos los dedos de ambas manos, juntos y bien apretaditos, como si fueran una especie de linterna con un haz de luz que dirigimos al entrecejo (y a las tres posiciones siguientes igual). Permanecemos irradiando energía durante treinta segundos en cada posición. Yo, en vez de contar mentalmente, que desconcentra bastante, lo que hago son cinco respiraciones profundas, que más o menos vienen a durar ese tiempo.

Segunda posición: sobre la mitad de la garganta (Chakra Laríngeo), igualmente elevamos las puntas de los dedos unidas a cinco centímetros de altura y descargamos mentalmente la energía curativa como un haz sobre la zona. 30 segundos o cinco respiraciones profundas.

Tercera posición: una mano a cada lado de la mandíbula, dirigiendo las puntas de los dedos a la zona donde se curva el maxilar hacia arriba. 30 segundos o cinco respiraciones.

Cuarta posición: una mano a cada lado de las sienes, dedos apretados a cinco centímetros de distancia, cinco respiraciones o 30 segundos.

En total son poco más de seis minutos, porque la serie hay que hacerla tres veces seguidas para que sea más efectiva, siempre en ese mismo orden, como si fuera una combinación numérica para activar una alarma defensiva… De hecho, es algo así. Los códigos activan un sistema de curación energética que funciona de manera similar a nuestro sistema inmune, pero en lugar de matar virus y bacterias, tiene como blanco las memorias celulares relacionadas con el asunto de salud que te preocupa. Crea frecuencias iguales pero opuestas, y así las neutraliza.

Sintergética: nunca había oído hablar de este nuevo paradigma terapéutico hasta que conocí al Doctor Jota. El padre de esta medicina es el Dr. Jorge Carvajal, y consiste en una fusión de física y espiritualidad, de medicina clásica con medicinas orientales y ancestrales, confluyendo en un concepto de salud integral holística. Se trata de la búsqueda de un sistema coherente de salud, donde el equilibrio físico, emocional, mental y espiritual del paciente constituiría un todo. Trabajan con energías, dando mucha importancia a meridianos y chakras, los puntos de acupuntura, etc. Transmiten información al cuerpo a través de estos sistemas energéticos, integrando elementos como el control del pulso, los cristales o incluso aparatos de alta tecnología, como son los sistemas RAM (amplificadores de resonancia mórfica), el softlaser, que es un láser blando de baja frecuencia, campos electromagnéticos, etc.

Todo esto es mi camino de sanación. Un camino personal que a mí me vale, porque siento que se unen conocimientos y personas de buena voluntad con la común intención de intentar restaurar la energía del cuerpo con amor y ciencia. No digo que sean verdades absolutas, pero intuyo que son pinceladas de una realidad que me atrae, que me ayuda y que deseo que funcione de todo corazón.

Es mi camino. Pero hay muchos más. Que cada cual emprenda el suyo con alegría y confianza, aceptándose y amándose tal y como es.

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El acoplado

O´Malley
Le llamamos Tomás O´Malley, como el gato arrabalero de «Los Aristógatos». Se deja caer por nuestro patio de cuando en cuando. Cada vez más a menudo. Es tímido pero, curiosamente, no se asusta de nosotr@s ni de la perra. Shiva, Misty y él se han hecho tan amiguitos… Empezó a venir hace cosa de dos meses. Al principio se contoneaba cautamente por el borde del muro, llamando a Misty con una vocecita tan aguda como la de un de gatito bebé, y ella se le acercaba sin recelo. Se saludaban frotando sus cabezas y arqueando los lomos, y luego se hacían carantoñas con las patas, los dos muy juguetones, como si se conocieran de toda la vida. Me pareció encantador.

Despues de comer

Empezamos a elaborar hipótesis sobre la confianza extraordinaria que parecía haber entre ellos, sin conocerse (sobre todo teniendo en cuenta lo «rancios» que suelen ser los gatos unos con otros cuando se han criado sin otros congéneres). Yo estaba empeñada en que esos mimos y arrumacos, y la actitud «protectora» del visitante para con nuestra Neblina, me resultaban casi maternales.
Arrumacos
Las niñas coincidían conmigo, y durante semanas estuvieron anunciando cada mañana «Ya ha venido la mamá de Misty»… Hasta que un día mi marido exclamó: «¡Pues esa mamá tiene unos huevos como el caballo de Espartero!». ¡Ja, ja, ja! Yo no me lo podía creer, hasta que lo vi con mis propios ojos, una tarde que el minino paseaba de espaldas por detrás de la caseta del patio: efectivamente, era macho.
¿está rico

Entonces empezó a circular la segunda hipótesis acerca del acoplado, teoría sugerida esta vez por mi hija mayor: «Mamá, yo creo que este gato va a ser un poco mariquita». Lo cierto es que no hemos visto en su actitud hacia la gata el más mínimo amago o intención de aparearse. Sólo inocente afabilidad: se saludan, juegan y se tumban juntos a la sombra, sobre el muro o en las macetas.

Descansando a la sombra

Jorge, por supuesto, tiene una explicación «científica» para este comportamiento: según él, al estar la gatita esterilizada, no entra en celo, con lo cual el gato no percibe feromonas que estimulen sus instintos reproductores. Así que lo que ve en ella es un ser asexuado como los ángeles por el que no siente ninguna atracción, por eso la trata como a un igual.
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Pero mi hipótesis sigue apuntando a una relación familiar entre amb@s. Cuando pensábamos que era la madre, ya les veíamos hasta parecido físico, sobre todo en los ojos… Ahora, tras muchas días de observación, creo que hay motivos para sospechar que puedan ser hermanos. Su tamaño y estructura ósea son parecidos, así que podrían tener la misma edad. La verdad es que, para ser macho, el señor O´Malley no es muy grande ni cabezón… Cuando encontramos a Misty a finales de octubre del año pasado, calculamos que tendría unos dos meses y medio (puede que tres). Echando un cálculo rápido, debió de nacer en Julio, con lo cual acaba de cumplir un año. Y el gato aparenta la misma edad.
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Pusimos carteles por todo el barrio anunciando que la habíamos encontrado, porque nos parecía tan buena y dócil que nos resultaba extraño que se tratara de una gata criada en libertad, creíamos que tenía dueño y la estaría buscando. Pero nadie llamó jamás preguntando por ella. El conserje de la urbanización me dijo que se la encontró empapada y vomitando en el aparcamiento subterráneo, pero días después unos niños me confesaron que se la habían encontrado ellos en un descampado cerca de la biblioteca, y que la habían metido en el garaje porque llovía mucho y sus padres no les dejaban quedársela. Dijeron también que había más gatitos en una escombrera cercana.
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Por eso me gusta pensar que se trata de un hermano que un día pasó por aquí, olió cierto tufillo familiar, y descubrió en esta casa a una hermanita perdida de su camada. Viene vez en cuando a cerciorarse de que está bien y la cuidamos, y poco a poco se va convenciendo de que está en buenas manos.
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Suele venir a primera y a última hora del día, y empieza a formar parte de nuestra vida. Hasta mi marido, que al principio refunfuñaba un poco, le saca pedacitos pedacitos de jamón de york, y le llama para tratar de acariciarle. Ahora Tomás O´Malley dispone de un cuenco de agua permanente cerca de la hiedra, y siempre que se asoma por aquí le cae algo de comida. Todavía no se deja tocar, pero se nos acerca mucho, y ha habido ocasiones en las que ha estado tumbado relajadamente junto a nosotr@s mientras cenábamos en el patio, mirándonos con esos ojazos que son como de otro mundo.
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Es, como todos los gatos, hermoso y extraño. Pero Misty le quiere, Shiva le quiere… y tod@s en esta casa empezamos a quererle. Así que ojalá nos siga visitando mucho tiempo. Llegado el momento, no dudaría en abrirle la puerta para que entrara y fuera un@ más de la familia.
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S.O.S. por un amigo

Almatista V
A ver, no se me ocurre otra manera de ayudar que publicar una entrada directamente. Yo creo que tod@s o casi tod@s mis lectores (al menos los más asiduos y participativos) conocéis, directa o indirectamente, a ese amigo al que me refiero.

Se trata de una buena persona que está pasando por graves apuros económicos y necesita nuestra ayuda. Es alguien muy especial, creativo hasta límites inconcebibles, sensible, rompedor de esquemas, compasivo, generoso, y muchas más cosas… Este amigo ha sido para much@s de nosotr@s el detonante de nuestro despertar, algo así como un «maestro». Y ahora atraviesa momentos difíciles, necesita ayuda para mantener vivas sus ilusiones y proyectos.

Tod@s podemos aportar un poco, cada un@ a la medida de sus posibilidades, y si somos much@s podemos conseguir lo que le hace falta entre tod@s. La solidaridad comienza por nuestro círculo más cercano al corazón, no hace falta donar para proyectos en la conchinchina o en las chimbambas… A veces tenemos personas verdaderamente necesitadas a la vuelta de la esquina.

Y si, entre vosotr@s que me leeis, hay alguien cuya vida sea holgada económicamente hablando, y a quien le guste la fotografía, el arte o la filatelia, por favor, no dudéis en poneros en contacto con él, porque os puede poner en la mano auténticos tesoros, que son sus posesiones más valiosas y más personales. Sé que le duele desprenderse de ellas como si fueran sus hij@s, pero está dispuesto a hacerlo para poder salvar su «santuario».

Los buenos corazones interesad@s, tenéis más información en su blog, concretamente en esta entrada:

Ayuda al alquiler / ampliado

Gracias y un abrazo a tod@s.

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Perspectivas cósmicas

(Autor de las fotografías: Jorge Luengo Román)

Planeta sereno

Hay mundos por descubrir. Mundos nuevos. Por todas partes. Este hermoso multiverso cuántico en el que nos movemos está lleno de posibilidades.

Podemos viajar a lejanas galaxias sólo con cerrar los ojos y desconectar un poquito la mente racional.

Microcosmos flotantes

Podemos tocar soles diminutos con la punta del nuestro dedo, bucear en densidades sorprendentes o jugar con la luna en la palma de nuestra mano.

Luna

Podemos dejarnos bañar por la luz maravillosa que nos dice, todos los días, sin faltar ni uno solo a la cita, que algo llamado Amor es la energía poderosa que mueve cuanto vemos y no vemos.

Luz que cura

¿Por qué el universo se toma la molestia de existir? No hay modelo matemático que pueda darnos respuesta a ese misterio. Pero quizás si miramos adentro, en lugar de sólo hacia afuera, esa luz hará brillar nuestros rincones más en penumbra. Esa luz mantiene unidas nuestras células con los átomos de la estrella más lejana. Esa luz da coherencia y fundamento al aire que respiramos, y se nos cuela dentro, hasta el tuétano, para sanar nuestras heridas. Esa luz vibra en fase con la magia de la vida, sustentando el entramado energético que nos une a tod@s con todo.

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Somos seres de luz, planetas con luz propia, desafiando a las leyes de la astrofísica. Todo ser vivo emite luz, y todo ser vivo necesita reconectarse a esa fuente de regeneración que nos llega a través de la naturaleza. Es un intercambio natural, irradiamos maravilla si somos capaces de maravillarnos ante lo que la vida ofrece, inagotable y generosamente.

Luz en la oscuridad

Cantidades inpensables de biofotones danzan a nuestro alrededor, haciendo circular mensajes secretos, información valiosísima y hasta chascarrillos intergalácticos. Sólo es preciso estar receptiv@s para que los misterios del universo se desvelen ante nosotros. Ni siquiera hace falta entenderlo: tus células lo entenderán. La salud es un estado de comunicación subatómica perfecta, y la enfermedad un estado donde el intercambio de información se rompe. Somos absorbedores de resonancias, y el festín que se nos ofrece es de un deleite sinigual. Pero es preciso que aprendamos a distinguir el mejor alimento para nuestro ser.

Asistiendo al espectaculo

El propósito exterior del universo es crear forma, y experimentar la interacción de la materia, el sueño, el drama. Su propósito interior es despertar a su esencia sin forma. Y nosotr@s debemos reconciliar esos dos propósitos: traer esa esencia, la consciencia, al mundo de la forma, y de ese modo transformar los paisajes que nos rodean.

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Nuestro propósito y el del universo es la reconciliación del mundo con Dios. Empezando por un@ mism@.

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Una charla en un café

Café Cósmico

Ayer acudí a una charla-conferencia en Madrid con el sugerente título de «Cómo afrontar la enfermedad». El lugar del encuentro fue el Café Cósmico, en la calle Juan de Austria, y debo confesar que ya el nombre del garito me dio buenas vibraciones… Aunque una vez allí descubrí que lo único que tenía de «cósmico» era una reproducción en el techo de un fresco renacentista con las constelaciones estrelladas y sus símbolos. Luego me fijé en un detalle que me gustó: había unos prismas de cristal colgando junto a una de las ventanas. Era por la tarde, y ya no daba el sol en esa calle, pero supuse que, de mañana, ofrecerían un magnífico espectáculo, descomponiendo la luz blanca en maravillosos y pequeños arcoiris flotantes por todo el local…

Cuando llegué, me pedí un té con hielo y pregunté a la camarera, de dulce acento argentino, a qué hora estaba previsto que empezara la charla. Me llevé un chasco cuando me dijo que a las ocho, porque yo tenía entendido que era a las siete. Mientras ponía miel a mi té, le expliqué que uno de los ponentes (el doctor Jota) me había dicho que se repetía la charla que me había perdido hacía varias semanas, «en el mismo sitio y a la misma hora». Ella entonces exclamó «¡Claro, ahora entiendo, es que la primera vez se convocó para las siete, pero luego se cambió a las ocho, y esta vez la han dejado ya a esa hora!».

De modo que aproveché y decidí darme un buen paseo, para hacer tiempo, por las calles aledañas, muy del «Madrid castizo». Fue agradable recorrer despacio la zona, especialmente me gustó el ambiente que se respiraba en la Plaza de Olavide, con esa luz de atardecer ralentizada que se demoraba entre los jardines llenos de rosas, las fuentes con palomas bebiendo en sus chorros, algún músico callejero rasgueando una guitarra, y un montón de niños jugando a refrescarse con pistolas de agua, que cargaban en cubos custodiados por sus madres, padres, abuel@s

Cuando regresé al café, la simpática camarera me presentó a Paloma, la protagonista de la charla. Sólo con mirarla una vez supe que estaba ante un ser especial: joven y agradable , con una belleza serena y natural, menuda, muy delgada y con una vestimenta «a mi estilo» (un poco «hippie»). Nos presentamos, me preguntó cómo me había enterado de la charla, le dije que a través del otro ponente, Jota, que es compañero de una cuñada mía en un centro de salud de la sierra de Madrid, y entonces le conté que tenía un interés muy personal en conocer su experiencia a causa de mi propio cáncer. Cuando le pregunté cómo lo había superado ella, me dijo, con un suspiro y una sonrisa: «Estando tranquila». Yo entonces tuve una inspiración humorística y le pregunté: «¿Tienes hijos?». «No», fue su respuesta. «Ese es un punto muy a tu favor, claro…». Ella se echó a reir: «¡Sí, supongo que tienes razón!».

La gente empezaba a llegar, pero antes de alejarse para recibir a otras personas me dijo cosas que coincidían cien por cien con lo que yo siento: que la enfermedad hay que tomársela como un regalo, como un «presente» y una manera de estar en el aquí y ahora, sin atarse al pasado ni agobiarse por un futuro que no existe… Y, sobre todo, una oportunidad maravillosa de conocerse a un@ mism@, de renacer, de averiguar quién eres y de hacer lo que has venido a hacer…

Por fin bajamos a un pequeño salón en el entresuelo del local, y nos sentamos. Éramos muy poc@s, esta vez la capacidad de convocatoria no había sido tan grande como me contaron de la primera conferencia. La mayoría del público éramos mujeres, con la única salvedad de un chico joven. Curioso, ¿verdad? Una muestra más de que las féminas (por lo general) tenemos la mente más abierta… 🙂

Paloma se presentó, entrando a saco en el tema. Hija y nieta de mujeres con cáncer de mama, con una tía y una hermana que murieron también de la misma enfermedad, fue consciente desde época muy temprana de que tenía todas las papeletas para seguir sus pasos. Sin embargo, desde muy pequeña, sentía algo así como un «instinto» que la guiaba hacia formas naturales de sanación. Por ejemplo, cuando se sentía enferma, lo que hacía era dejar de comer, beber mucha agua y replegarse sobre sí misma, hasta que notaba que el cuerpo ya había descansado y tenía energías para desencadenar la autocuración de las cosillas que la afectaban. Desde entonces ha vivido con esa sabiduría innata que la insta a no medicarse y a confiar en sus mecanismos internos.

Por eso, cuando le diagnosticaron el cáncer de mama, estaba muy preparada y decidida en conciencia a no seguir el tratamiento convencional. En tres meses se había curado por cumpleto. ¿Qué hizo? Básicamente, lo que me contó en la barra del café poco antes: «estar tranquila». Y pensó que, si ella lo había conseguido, entonces lo podría conseguir cualquiera. Por eso decidió dedicarse a dar charlas y crear grupos de apoyo para ayudar a las personas que pasaban por experiencias similares.

Ya unos años antes, cuando enfermó su hermana, puso todo su afán en ayudarla, pues llevaba un año de quimioterapia y no parecía hacerle ningún efecto; todo lo contrario, parecía estar cada vez más deteriorada. Paloma, que practicaba activamente la meditación, acudió a buscar consejo de su «maestra»,  y ésta le dijo (tan escueta y lacónica como suelen ser tod@s l@s maestr@s): «Hammer… busca a Hammer».

Entonces empezó a indagar en internet, y lo primero que encontró fue que el doctor Hammer estuvo en la cárcel, de modo que sus pensamientos iniciales fueron «¡Coño! Pero… ¿cómo me manda a mí esto mi Begoña?» (se refería a su maestra). Pero luego, una vez que se tomó su tiempo para investigar a fondo, se dio cuenta de cómo resonaban en ella las revolucionarias teorías de este médico alemán.

Descubrió entonces que cada enfermedad está relacionada con un conflicto de orden emocional. En el caso de su hermana, que era el que le preocupaba en ese momento, se trataba de un cáncer de mama izquierda, y vio que le cuadraba, pues respondía a un problema relacionado con los hijos. Al parecer, ella llevaba tiempo tratando de quedarse embarazada, pero no lo conseguía, y eso le procuraba una profunda insatisfacción y dolor.

Paloma le pasó toda la información que consiguió recabar al respecto, para ayudarla a vivenciar la enfermedad de otra manera. Pero su hermana era enfermera, y defensora a ultranza de la medicina tradicional, además. También era muy educada, así que no lo rechazó de plano, sino que lo leyó atentamente y dijo que le parecía «interesante», pero su conclusión fue que ese no era su camino.

Cuatro años después de morir su hermana, a Paloma le diagnostican lo mismo. Pero ella ya se había hecho la pregunta del millón: «¿Qué vas a hacer tú si te toca?». Ella ya había identificado el cáncer de mama con una manera de interpretar y sentir ciertos aspectos de la realidad: en concreto el rol ancestral de la mujer como sufridora abnegada que se lo traga todo y que pone a todos los demás por delante de ella.

Por otro lado, medió mucho en su decisión el hecho de que abordar la enfermedad desde la medicina oficial (quimioterapia, radioterapia, etc) suponía la ruina de su carrera como actriz, pues los protocolos de oncología hospitalaria suponen una media de cinco años de tratamiento, controles y revisiones, hasta considerar que el cáncer esté controlado o erradicado. (Un inciso: ¡¡qué diferente el caso de esta chica con el de otra actriz muy conocida que ha ocupado los titulares recientemente, teniendo ambas similar herencia genética!!…)

Ella lo tenía claro en su mente y en su corazón. Pero confesó que necesitaba conocer a alguien que hubiera pasado por ello y se hubiera curado, que no le bastaba con leer sobre el asunto y ver que estas cosas coincidían con sus intuiciones. Necesitaba hablar con alguien que lo hubiera superado por otros medios,  alguien que la mirase a los ojos y se lo dijera: «Me he curado sin quimio»… y creérselo.

Como suele ocurrir cuando estás abiert@ al cambio, las circunstancias propiciaron ese encuentro. Conoció a la amiga de otra amiga que lo había conseguido, había superado el cáncer sin acudir al sistema oficial de salud. Paloma se convenció de que aquella maravillosa magia era posible. Y así lo hizo ella, «más chula que nadie» (fue su propia expresión). En tres meses lo había conseguido, estaba limpia, como demostraron los controles a los que se sometió para comprobarlo. «Remisión espontánea». Eso es lo que suelen decir los médicos cuando se enfrentan a un caso así y no saben cómo explicarlo… ¡Y era algo tan espectacular que necesitaba compartirlo con los demás!

Por ese motivo, decidió que tenía que crear un grupo de apoyo para enfermos de cáncer que se saliera de la orientación psicológica oficial que ofrecen los hospitales, y empezó a dar charlas sobre su experiencia, porque su interés es la divulgación de una manera holística de interpretar y superar la enfermedad. Su visión (que coincide al cien por cien con la mía propia) es que la enfermedad es un aviso de que algo no funciona y hay que cambiarlo, de que hay algo que estamos haciendo mal, en contra de nuestro ser. Se convierte así en una magnífica oportunidad, quizá un poco brusca, de entender tu vida, qué es y qué debería ser. Y así lo veo yo en estos momentos.

Al principio, empezo a mover el asunto con otras dos personas, que también se habían curado de manera alternativa, una de cáncer de colon y otro de cáncer linfático, y daban las charlas entre los tres. Pero luego ell@s lo dejaron y, cuando Paloma conoció a Jota, pensó: «Hombre, alguien que se mueve en la misma onda que yo, pero que además… ¡¡es médico convencional!! Perfecto, justo lo que necesitaba». Y así empezó la colaboración mano a mano entre este médico de urgencias de la sierra de Madrid y esta actriz metida a defensora de la autosanación.

Hubo un par de momentos en la charla en los que intervine. Uno de ellos fue cuando Paloma explicó cómo se había curado, y yo le pedí que fuera un poco más explícita con eso de «estar tranquila». Entonces ella recordó las palabras que le dirigió Begoña, su maestra, cuando le pidió consejo y ayuda: «Hazte dueña de tu tiempo». Nos arrancó una carcajada cuando reconoció que su primer pensamiento al respecto fue: «¡Joder, ya habló el oráculo! ¿Qué coño querrá decir?»

Pero reflexionó sobre ello, y en seguida se dio cuenta de que su tiempo no era suyo, pues estaba siempre al servicio de los demás, y anteponía las necesidades y los intereses de los otros a los suyos propios. A eso se unía la sensación constante de «no llegar», de no «cumplir» con lo que se esperaba de ella (¿no os resulta conocido esto? ¡A mí sí, os lo aseguro!).

Anteponerse uno mismo a los demás genera rechazo, pues está muy castigado por la religión, por nuestra cultura… Pero, en realidad, se trata de una manipulación más del poder que nos somete y nos pone todas las trabas posibles para ser libres. ¿Os acordáis de los hombres de gris, aquellos que robaban el tiempo en el libro de Michael Ende «Momo»? Parece un argumento de novela, ¿no?, algo propio de la ficción… ¡Nadie te puede robar el tiempo, por Dios! Y, sin embargo… ocurre constaaaaantemente. Ocupaciones que no nos satisfacen, jefes autoritarios,  desavenencias con la pareja, atascos de tráfico, personas absorbentes y «chupadoras» de energía, programas de televisión atontadores, responsabilidades diarias, hij@s, familiares, amig@s

En el caso de las mujeres, y más aún si somos madres, la cosa se complica, pues si te antepones al trabajo, la casa, los hijos… ¡eres mala y egoista!

Paloma desarrolló un cáncer en la mama derecha. Según las teorías de Hammer, eso denota conflicto en la relación de pareja y también con el padre. Ella en seguida ató cabos y todo le cuadró: su manera de ser mujer, heredada de su madre (igual que ésta la heredó de su abuela) era muy sufrida, muy de aguantar carros y carretas. Yo creo que esa forma de vivenciar lo femenino la tenemos muy arraigada todas, aunque en teoría hayamos crecido en una familia con padres-madres abiertos de mente, permisivos, democráticos y todo eso. Está en nuestra memoria genética. Somos muy de irnos haciendo «pupitas» poco a poco, hasta que un día… ¡zas! se juntan todas y es como si te hubieran dado un hachazo. Eso es muy evidente en los conflictos de pareja. Tragamos y tragamos, hasta que llega un día en el que ocurre algo y es la gota que colma el vaso.

En este y en los demás casos, lo primero es corregir la manera de vivenciar esas situaciones, porque lo que de verdad nos hiere, lo que nos provoca la enfermedad, no es el hecho en sí, sino la manera como lo enfocamos en nuestro interior.

Paloma nos contó que ella lo superó a través de la meditación, pero otras personas lo consiguen de otras maneras, mediante terapia psicológica, cambios radicales en la alimentación, reiki, visualizaciones, biodescodificación, homeopatía… Lo interesante es que, hagas lo que hagas, da igual, porque eres TÚ quien te curas: en realidad no te cura nada externo a ti, aunque tu mente necesite de esas muletas. Cada un@ ha de escoger aquello que realmente resuene con un@ mism@, y a cada cual le sirve algo diferente, porque no hay dos caminos iguales ni dos personas iguales.

Cuando esta chica terminó su exposición, salió a «escena» Juan Ramón, más conocido como Jota. De gestos que denotan cierta timidez no superada, pero con un aspecto muy desenfadado (con barba y larga melena canosa recogida en una coleta pero, aun así, algo revuelta), se presentó a sí mismo como un médico de urgencias que combina medicina tradicional (tratando por todos los medios de no recetar medicamentos) y Sintergética (ya os contaré lo que es en una próxima entrada).

Paloma y el grupo de Autoayuda le invitaron a hacerse cargo de la parte «técnica» de las charlas, porque la gente tiende a no creer que alguien se cure del cáncer en tres meses sólo «estando tranquilo». Pero él exclamó: «¡Es que realmente es así!» Puso un ejemplo muy gráfico: si alguien se rompe una pierna, por lo general sólo hay que esperar a que se suelde el hueso, mientras usas unas muletas como apoyo. Pues con la enfermedad pasa lo mismo.

Uno de los aspectos más importantes y en los que más insistió respecto a la manera de enfocar  la curación es el de ir a la causa. Y en este aspecto, la mayoría de la gente (médicos y pacientes) se obcecan en quedarse con visiones parciales de una totalidad en la que existen muchos factores. Lo ilustró contándonos una historieta:

El Cuento de los Cuatro Ciegos

Esto son cuatro ciegos que tratan de saber cómo es un elefante, y cuando lo encuentran resulta que cada uno toca una parte distinta del animal, con lo cual cada descripción es diferente. Uno dice que el elefante es como el tronco de un árbol (pues lo que tocó fue una de sus patas rugosas); otro asegura que el elefante se parece mucho a una serpiente (tocó su trompa); otro, que es como una piedra (tocó sus pezuñas); y el último insiste en que el elefante es como una mariposa gigante (pues tocó sus orejas batiendo para ahuyentar a las moscas).

¿Qué quiere decir esta historieta? Pues que hay que ver la enfermedad desde un punto de vista holístico, de totalidad, y no quedarnos sólo en que su origen o causa está en factores genéticos, bioquímicos, ambientales, alimenticios o emocionales. No es nada de eso por sí solo, pero sí es todo eso.

Para empezar, venimos a este mundo a aprender, y la enfermedad forma parte del aprendizaje, te ayuda a rebuscar en tu interior, a reconocerte mediante un profundo ejercicio de sinceridad, a saber por qué te están pasando ciertas cosas, y descubrir todo tu potencial autosanador. Como me decía Paloma en la barra, es una oportunidad de renacer, de rehacer las cosas, de ponerte en paz contigo mism@ y con el resto del universo.

Lo que ha hecho esta chica a mí me parece maravilloso, alucinante, pero es fundamental que ella estaba muy preparada.

En mi caso particular, creo que también lo estaba… pero mucho menos. Al principio fue un shock, y me dejé llevar por la inercia hospitalaria. Pero he ido reafinando mis intuiciones, informándome y atando cabos, y, sobre todo, escuchándome a mí misma. Y he decidido confiar en mí, en mi poderío, en mi capacidad autosanadora, en mis energías más desconocidas. Así pues, la quimioterapia la he asumido como una de esas muletas de las que hablaba Jota, y es evidente que está funcionando. Por eso, incluso él mismo me recomendó que no lo dejara cuando le conté que estaba pensando sobre la conveniencia de seguir o dejarlo.

Yo trato por todos los medios de enfocarlo desde el punto de vista de que lo que me están haciendo en el hospital es una ayuda, pero que, en realidad, soy YO quien está desencadenando el proceso natural de sanación. Pero hay que ser muy valiente, hay que aceptar en qué posición estás y qué tienes que hacer. Y, ante todo, tienes que CREER, es fundamental que te creas lo que estás haciendo, que confíes en ti mism@. Si un médico te dice «Según los últimos resultados, y basándonos en las estadísticas, te quedan tres meses», puedes sugestionarte, te mentalizas en eso, y seguramente será así… Pero es importantísimo no olvidar que las personas tenemos mucho que decir en la curación de nuestras enfermedades. No somos una mera estadistica. Somos voluntades, sueños y poder esperando la realización.

Como ocurría en el cuento de los ciegos y el elefante, ninguno tiene razón y todos tienen razón. En la enfermedad afectan por igual bacterias, radiaciones eectromagnéticas nocivas, factores nutricionales, radiaciones cósmicas, herencia genética… Todos han dicho una parte de la verdad, pero no ven el elefante entero. Por eso es importante reivindicar una visión holística.

Jota hizo un rapidísimo resumen de la evolución para tratar de explicarse: las primeras bacterias fueron algo así como una fusión de elementos minerales, y las primeras células fueron bacterias que se juntaron en el caldo marino primigenio, dando lugar a seres unicelulares, luego pluricelulares, vegetales, animales… Para que eso haya podido ocurrir y nosotros estemos donde estamos ahora, han tenido que pasar millones de años, en los que los seres que nos antecedieron tuvieron que que elaborar estrategias adaptativas para superar problemas (cambio de agallas a pulmones, por ejemplo).

A lo largo del tiempo, la vida se ha topado con muchos problemas para los cuales había que elaborar una respuesta. Los peces dieron lugar a los anfibios, éstos a los reptiles, ellos a los cuadrúpedos, bípedos… nos vamos elevando hacia el cielo, pero es siempre la misma Vida, aprendiendo a resolver problemas.

Hoy llevamos todo ese conocimiento en nuestras células. Llevamos la información de la gacela que pastaba en las praderas de Africa mucho tiempo antes de que nuestra antepasada Lucy paseara su palmito por esas tierras; llevamos también la del león que, agazapado, la acechaba muerto de hambre. Esos mecanismos desencadenantes de algo llamado estrés, tan de «moda» ahora, ya existían entonces y mucho antes, y forman parte de nosotr@s. En la gacela, al advertir el peligro, se dispara la adrenalina, el corazón se pone a tope y el cerebro manda la orden de que la gacela salga por patas. Al león le pasa lo mismo: ante la visión de la suculenta gacela, se dispara la adrenalina, se produce cortisol y azúcar, y se da la orden de atacar. Se trata de un conflicto para los dos, con dos posibles resultados:

A) la gacela escapa

B)  el león la devora.

Si se salva, la gacela descansara para recuperar energías. Si gana el león, se echará para hacer la digestión.

Esa información de la gacela y del león está en cada una de nuestras células, que son a su vez bacterias no diferenciadas que se encuentran en un medio acuático similar al origen de la vida. El ser humano tiene la capacidad de simbolizar, es decir, de buscar un significado a las cosas. Si tenemos en nuestras células la información que recogieron nuestros ancestros cuando «éramos» gacela y león, y nos ponemos en el momento histórico actual de crisis generalizada, nos podemos encontrar con situaciones como ésta:

Van a hacer un ERE en la empresa donde trabajo, tengo cincuenta y tantos años, una hipoteca que pagar, tres hijos… ¿Qué hago? ¿Qué respuesta doy? A mi sistema biológico el significado de todo eso le importa un pimiento: inmediatamente se activa la memoria de gacela y el cuerpo organiza la respuesta física de huída: el despido es el león, la amenaza, y mi organismo se prepara para salir corriendo. Pero… en realidad no podemos salir corriendo físicamente. Es nuestra interpretación que, si nos quedamos sin trabajo, para nosotros va a ser la muerte.

Esto es lo que descubre Hammer: si se activa esa respuesta  en nosotros al flotar sobre nuestra cabeza la posibilidad de un despido, no es algo intelectual, es una memoria celular. Y para eso no hay psicoanálisis que valga. Hammer establece que un shock psíquico genera una ruptura del campo electromagnético del cerebro, que condiciona el lugar que se verá afectado por la enfermedad. El cerebro tiene entonces dos reacciones:

– la fase simpática, que genera la «chispa» para salir corriendo, atacar, etc.

-la fase  parasimpática (creo recordar): una vez que la he gastado, tengo que recuperar esa energía.

Es el Yin y el Yang: gastar energía para luego volver a obtenerla. Todo el universo funciona así. Y al pobrecito que van a despedir de su empresa le ocurre lo mismo, pero con el agravante de que su cerebro está mandando órdenes al cuerpo, impulsos eléctricos que dependen de cómo él viva la situación, y que se trasladan a la zona del organismo donde se dará la enfermedad.

Hammer habla de un shock psíquico altamente traumático y vivido en soledad. Yo eso no lo tengo tan claro. En el caso de Paloma y en el mío propio, fue más bien un «gota a gota», hasta que llega la gota que derrama el vaso.  Cuando hay una separación, o existen problemas de pareja que pudieran derivar en separación, eso conlleva la salida a la superficie de  nuestras creencias familiares heredadas, cierta necesidad de protección que se ve amenazada, un equilibrio que se rompe, etc, pero además también dispara ciertas memorias celulares, de esas que no podemos controlar porque no son intelectuales: el conflicto de la mona ancestral que pierde a su macho y ve en peligro su jerarquía en la manada, la supervivencia de su prole y la suya propia.

Visto así, la separación es un conflicto de grandes dimensiones, y tal vez sí pueda interpretarse como un shock traumático, pues ya seas mona o seas humana, estás fastidiada. Si se vive (y además te has criado) en un ambiente de conflictos de pareja que no se resolvió (padres), el problema es que se activa información de cuando éramos monos. Y en realidad nos cuesta asimilar que no pasa nada porque no tengamos pareja, pero el subconsciente no lo sabe y se siente amenazado.

Hay que entender que, según como yo maneje la emoción del momento, va a haber un movimiento energético. Puede ser el miedo (salir corriendo, no querer enfrentarse a esa realidad) que es una energía destinada a la huída.  Puede ser la ira, y entonces reaccionaré atacando como el león. Pero tanto si no huyo ni ataco, como si lo hago, ese campo electromagnético en el cerebro va a generar una ruptura, la corriente energética se va a bloquear porque tengo un contexto en el que interpreto un miedo y/o una ira que no se corresponden con la realidad.

Todo ese complejo eléctrico está en la parte frontal del cerebro, pero luego está lo emocional, que se encuentra en los lóbulos laterales… Y está también el cerebro reptil, de donde salen las estrategias ancestrales de «ataca o huye». Eso está ahí queramos o no, en la base del cerebro. Por mucho que medites, practiques reiki, zen, yoga, encaje de bolillos o lo que sea,  en el tallo cerebral tienes una información de «peligro» ancestral que, cuando se dispara… ¡ay! sale el reptil que llevas dentro. El Tiranosaurio Rex que todos llevamos en el tallo cerebral, conectado al cerebro emocional, al intelectual y a todo lo demás. Por eso a veces hacemos o decimos cosas que nos parece imposible haber hecho o dicho.

Y por eso también ya puedes hacer meditación, yoga, tai-chi, psicoanálisis… lo que quieras… ¡¡y van y te diagnostican un cáncer!! ¿Por qué? Pues porque no salimos de la situación de conflicto. Porque hay una mala regulación o interacción entre el sistema simpático y el parasimpático. Si vivenciamos la experiencia que sea como un peligro, puede ser que la resolvamos, pero luego hay que descansar. Todas esas diferentes partes del cerebro tienen que estar en armonía, que es lo que dicen los chinos desde hace milenios.

Y eso es lo que hizo Paloma: armonizó lo que pasaba con lo que sentía, y se quedó tranquila. O sea, todo depende de cómo tú vivas la situación, de que seas capaz de entrar en fase de «hiperparasimpaticotonía»: estar confiad@, tranquil@, sin verte obligad@ a tragarte lo que no te tragas. Porque la mayoría de las veces nos creemos obligados a tragarnos cosas que no nos gustan, y apencamos con lo que nos echen. Entonces el cuerpo va enviándonos pequeños avisos de «no puedo tragar, no me des más de esto, por favorrr…», pero el pobre hace el esfuezo de digerirlo, y va segregando ácido… y se empieza a montar la de San Quintín 🙂 .

Las emociones mal gestionadas, de esta manera, generan un aviso de «peligro de muerte» para el cual es necesario encontrar una respuesta: esa es la fase de «reparación (hiperparasimpaticotonía). Jota mencionó en este punto algo que no sé si entendí muy bien, pero dijo que entonces el cuerpo pone en funcionamiento los mecanismos de curación del organismo, y que va hacia «atrás», hacia la fuente, para reparar. Y que en esa fuente se encuentran las bacterias. Supongo que se refería a esa breve historia evolutiva que contó al principio, según la cual nuestras células, en su origen más primitivo, fueron bacterias que se unieron. Cuando nos «tragamos» más de lo que podemos soportar, ¿quién se encarga de comérselo todo? Según él (y según Hammer, supongo), las bacterias. Y es cierto que hay bacterias hasta en las centrales nucleares… parece ser que lo que a nosotros nos resulta nocivo, a ellas les va cantidad…

Imagino lo que quería decir: que la «inteligencia» o la información necesaria para propulsar los mecanismos de sanación del cuerpo se encuentran en las memorias celulares más antiguas, tal vez en el medio acuático en el que flotan, pues esa es la fuente primigenia de la que venimos. Somos agua (un amigo muy querido diría que «agualma» 🙂 ) Todo es energético, y hay energías en nosotros que desconocemos, o que los científicos sólo están empezando a entender, y que sin duda cumplen una función. Las emociones son energía, que ni se crea ni se destruye, sólo se transforma…

Por eso, tanto Paloma como Jota, insistieron al final de la charla que, de las tres premisas de Hammer que podemos evitar para no desarrollar una enfermedad grave (shock traumático, recibido a contrapié y rumiado en soledad), quizás la más importante a evitar es la de vivenciarlo en soledad. Es necesario transmitirlo, expresar las emociones, pero de una manera sincera, profunda. Si cuentas a alguien lo que te está pasando (por ejemplo, un conflicto de pareja), pero no vivencias de una manera personal la emoción, si te centras en los hechos, pero no profundizas en tu manera de vivenciar todo eso, en ver cómo te afecta, en comprender si tus sentimientos son negativos, victimistas, etc… en definitiva, si te enfocas en el daño que te hacen desde fuera, pero no eres capaz de reconocer que lo importante es analizar tu reacción, la manera como tu ego interpreta las cosas, en definitiva, tu autorresponsabilidad… entonces lo estás viviendo en soledad. Por mucho que les cuentes tus «penas» a las amigas delante de una taza de té.

Por último decir que la forma de enfermar establecida por Hammer son «leyes» que están comprobadas científicamente, a través de diversas pruebas como el escáner. Y está bien si lo sobrellevamos de manera médica, o intelectual… pero no hay que olvidar toda esa información que se escapa al raciocinio y que está en nuestras células. Porque es ésa la que se tiene que sanar primero para que se desencadenen después los mecanismos bioquímicos necesarios para la curación física.

En una próxima entrada os concretaré qué estoy haciendo yo personalmente para sanar esas memorias celulares dañadas. Hay varios métodos. Uno de los que practico a diario es el Código Curativo, de los doctores Alex lloyd y Ben Johnson. Pero hay más: visualizaciones, reiki, cambios en la alimentación, hidroterapia, meditación…

Son mis «muletas». Las que me sostienen mientras mi cuerpo y yo nos curamos en equipo.

Abrazos sanadores y llenos de energía positiva para tod@s.

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