Juego de Niños


En pleno vuelo, Wendy pregunta a Peter Pan dónde está la isla de Nunca Jamás, y éste contesta: “La isla de Nunca Jamás no se puede buscar. Es ella la que te encuentra”.

James M. Barrie, Peter Pan

revolcándose en el líquido elemento y saltando haciendo chapotes, aquellos niños, aquellos niños eternos que no conocieron las quimeras simbólicas y desequilibrantes de ahora… aquellos niños de piel y pies y manos llenos de barro…

Esta parte de una de las impresionantes aportaciones de nuestra fugitiva Ana (creo que en Sombrasbaúl) me habla de la sincronía en la que nos movemos y me ha venido al pelo para esta entrada.

En ella, os voy a proponer un juego… Un juego de niños, pero también de adultos dispuestos a bucear en el mar presente continuo de sus identidades.

Normas del juego:

1)      Buscad una fotografía vuestra de cuando erais pequeños, la que más os guste, a la que le tengáis un especial cariño o la que os traiga recuerdos imborrables.

2)     Retrotraeros a esa época y tratad de recordar cómo erais, cómo veíais el mundo, qué queríais ser de “mayores”, qué os ilusionaba, qué os asustaba.

3)     Escribid lo que os apetezca, sin límite de extensión, pero centraos, si es posible, en esta cuestión básica: ¿en qué creo que he defraudado a ese niño-niña? ¿cuáles de sus sueños he conseguido llevar a cabo? ¿qué le diría si tuviera la oportunidad de visitarl@ a través de una brecha interdimensional o algo así?

4)     Recordad que esa criatura sigue estando en las profundidades de vuestro SER, maniatada, amordazada, aburrida como una ostra. ¡Liberadla, permitid que salga a flote y se explaye a gusto!

5)     Haced las paces con ella y pensad en todo momento que el pasado no existe, y el futuro tampoco: sólo este presente continuo de niños-as enriqueciéndose y ampliándose en medio de una experiencia progresiva.

6)     Si os apetece, sólo si os apetece, mandadme la foto y el texto a mi dirección de correo electrónico y yo la publicaré gustosa en la entrada, junto con la mía,  para que nuestro compromiso de fusión con esos aspectos relegados de nosotros mismos sea público y oficial, y todos nos podamos enriquecer con nuestras experiencias y comentarios. (y reirnos un poquito con nuestras caritas 🙂 🙂 )

Seguro que todos nosotros recordamos un lugar especial, un rincón, escondrijo o recoveco de la casa, el jardín o el huerto de los abuelos, donde estaba la puerta que nos llevaba de viaje a otros mundos, a veces solos, a veces con amigos imaginarios… Una caja de cartón, un armario, una hermosa rama en lo alto de un árbol… Eran lugares donde manejábamos con soltura nuestras energías y trascendíamos a otros espacios y tiempos, manteniendo conversaciones con nuestra conciencia, que entonces tenía libre acceso a otros universos.

Jorge Luis Borges definió el Aleph como ese lugar especial y único desde el que cada cual puede trascender. Creo sinceramente que cuando éramos niños teníamos la capacidad innata de hacerlo, de conectar con estados modificados de conciencia de manera natural.

¿Y quién no se acuerda de aquellas largas convalecencias de la gripe o el sarampión, cuando los hervores febriles (y esa manía de nuestras madres de taparnos hasta las cejas para «sudarlo») nos hacía ver gnomos, hadas o insólitos personajes que se acercaban a la cabecera de nuestra cama y nos consolaban? ¿Eran simples alucinaciones debidas a la fiebre? ¿O no será que precisamente la fiebre era un vehículo para acceder a estados alterados de conciencia que nos abrían la puerta a otras realidades? ¡Hmmmmm!

Creo que si en vez de negar a l@s niñ@s la costumbre de cuestionarse la realidad y obligarles a “sentar la cabeza” a medida que se hacen mayores, les permitiéramos que continuasen con sus viajes imaginarios y sus charlas con los «invisibles», acabaríamos consiguiendo una civilización de adult@s con cualidades muy diferentes a las de l@s adul@s actuales, con un gran desarrollo interior que les permitiera acceder a esos mundos que el nuevo paradigma ya está anunciando. Así que, si tenemos hij@s, tratemos por todos los medios de no despojarles de su trascendencia innata. Es lo mejor que podemos hacer por ell@s.

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Jugadora nº 1: Rivendelian

Ahí me teneis, una deliciosa Rivenlaurita de unos ocho o nueve años, calculando a ojo de buen cubero. Tengo muchísimas fotos de la infancia, porque mi padre era aficionado a la fotografía… Pero de los aficionados de «entonces», ojo, de los que cuidaban como oro en paño de sus maravillosas cámaras a pedales Minolta compradas en Canarias y se pasaban horas revelando, encerrados en el cuarto oscuro (sí, sí, mi padre tenía incluso «cuarto oscuro», aunque para mí nunca fue sinónimo de castigo, sino de misterio misterioso, y cuando me dejaban él y mi Padrino (otro loco de la fotografía) acompañarles en sus alquimias de luz roja, me sentía muy especial, como si participara de algún secreto ritual iniciático.

Por eso tengo la suerte de disponer de un montón de recuerdos de esa época, pero esta foto me gusta especialmente, porque me muestra muy en «mi salsa», muy como yo era, una niña ágil (me encantaba trepar a los árboles), risueña (casi todo me hacía feliz y me maravillaba), un poco tímida con las personas y muy a mis anchas «in the wildlife».

La imagen está tomada junto al río Alberche, en el pueblo de mis padres (Navaluenga, provincia de Ávila), y toda mi infancia está asociada a ese lugar, la tierra de casi todos mis ancestros hasta donde he podido investigar en el árbol familiar. Era aquella época en la que los conocidos de tus padres te sobaban a besos o te pellizcaban las mejillas mientras te hacían la madre de todas las preguntas: «¿Y tú, maja, qué quieres ser de mayor?» Se meaban de la risa o negaban seriamente con la cabeza cuando escuchaban mi meditada respuesta: «¡Pastora!». Reconozco que estaba yo entonces muy influenciada por la vida bucólica y pastoril que impregnó mi corazón gracias al folletín de «Heidi», pero años más tarde seguía en mis trece, sobre todo porque descubrí que uno de mis poetas favoritos, Miguel Hernández, también había sido cabrero… Así pues, desde bien pequeña intuí que la Naturaleza era el nexo con las más profundas sensibilidades y esencias de la humanidad.

Mis veranos eran un puro corretear por la granja de mis abuelos paternos, el huertecillo de los maternos, las casas de ambos, la orilla del río, las viñas, los bosquecillos y los montes que flanquean la sierra de Gredos. Mi universo eran los perros de mi tío Mariano (a mí todavía no me dejaban mis padres tener uno), los gatos superlimpios y cariñosos de mi tía Julia, los guisantes con vaina que me comía en el huerto, el olor impresionante y nunca más olfateado de los melocotones de mi abuelo Vito, las batallitas de mi abuelo Goro, las rebanadas de pan con vino y azúcar para merendar que nos atizaba mi bisabuela Aquilina (a pesar de las airadas protestas de mi madre, je, je… ¡qué ricas nos sabían!), las siestas en el desván de la abuela Paula, las tardes cogiendo ranas, los atracones de ciruelas y zarzamoras (seguidos de unos retortijones de espanto), el aliento de las vacas, el sonido de los cárabos, el cine de verano en esas sillitas a franjas que te dejaban el culo paralizado, tapándonos con mantas y comiéndonos el bocadillo de jamón bajo las estrellas…

Lo recuerdo como una época maravillosa, llena de alegres posibilidades, de ilusiones muy sencillas, de ganas de soñar, desplegando las velas de la imaginación a los cuatro vientos… Disfrutaba de las cosas más simples de una manera muy intensa. Por ejempo, me podía tirar dos horas en el establo de mi abuelo Goro, en Las Erillas, mirando a una ternera recién nacida, o sentada en un taburetito a la puerta de la casa de mis otros abuelos, en la plaza del pueblo, viendo pasar a la gente y escuchando las historias que contaban mis padres, tíos o abuelos. ¿Quién necesitaba la tele en aquella época? Con lo divertido que era oir las trastadas de tío Fulano cuando era niño o los viajes de tío Mengano en su juventud (en mi pueblo todos son «tíos», aunque no sean familia)… Y qué decir de las discusiones entre las «autoridades del pueblo» (en aquella época, sin dudarlo y con mayúsculas, el Señor Cura, el Maestro Escuela y el Médico), los cotilleos de las vecinas, o el trasiego de asnos acarreando leña o carros cargados de heno…

Si os soy sincera, la foto me resulta especialmente entrañable porque no he dejado de ser del todo esa niña, nunca la abandoné, aunque en muchas ocasiones la mandara callar o la ocultara en algún estúpido arrebato de vergüenza. Creo que seguí siempre en contacto con ella, y lo hice a través de un diario que empecé más o menos cuando ese cuerpecito de niña dejaba paso a una explosión de células y hormonas, allá por los catorce años. En ese diario (que conservo como un tesoro y un documento «historiográfico» para que mis hijas pasen muy buenos ratos) escribía a mi amiga invisible, mi hermana cósmica, mi alma gemela, a la que llamaba Lara, pero ahora sé que, en el fondo, son años y años de cuadernos, sentimientos, hechos y emociones dirigidos a la preciosa niña de la foto en el árbol. Sé que la he defraudado en muchos aspectos, pero puedo decir con la cabeza bien alta que, en lo principal, me he mantenido fiel a sus sensibilidades y percepciones. He mantenido muchos de los amigos de esa época, a pesar de habernos separado físicamente. Sigo conservando su alma aventurera y su tremendo amor y respeto por la naturaleza. Sigo creyendo que en los bosques hay espíritus y seres mágicos. Sigo acariciando y abrazando a los árboles como presencias amorosas y sabias que me llenan de fuerza, ternura y comprensión. Sigo soñando con el espacio, con universos ampliados y llenos de vida y sorpresas. Sigo pintando y escribiendo, queriendo a los que me rodean y a los que aún no conozco, valorando los instantes sencillos y sin grandes ambiciones en la vida más allá de lograr cierta paz mental y una existencia lo más rural, autónoma y artística posible.

Mi Aleph sigue estando en Navaluenga. Lo sé. Hay dos o tres lugares donde la magia es posible, donde aún puedo conectar fácilmente con quien era entonces, con quien sigo siendo. Especialmente fuerte es esa magia en un pequeño pradito inclinado que era de mi abuelo y que me dejó expresamente a mí, porque sabía lo importante que era ese sitio para mí. El prado de la Umbría. Recientemente lo visité, la pasada Semana Santa, y allí parece que el tiempo se ha paralizado. Tras una «escalada» de más de media hora cuesta arriba, llegar allí y tumbarme en la hierba alta, escuchando veladamente los ecos que suben flotando desde el pueblo en el valle, rodeada por un espeso bosque de robles y castaños, con insectos zumbando y el rumor de un pequeño arroyuelo cercano, es para mí estar a las puertas de la dimensión de la infancia. Siempre que estoy allí, respirando esa paz, me parece que al bajar al pueblo me estará esperando mi abuela con el bocadillo de salchichón, y siento a mi perro Druso (por el que todavía hoy, veinte años después de su muerte, se me saltan las lágrimas) sentado sobre la lancha de piedra donde me solía esperar, con su mirada de miel y su corazón a flor de piel a través del espacio y el tiempo.

Es triste, pero a menudo nos volvemos pragmáticos y materialistas al «crecer», cerrados a aquella visión infantil y tierna del mundo por miedo al ridículo o a las represalias («usted vive en las nubes, no voy a renovarle el contrato» y esas cosas)… pero quizá deberíamos hacer un esfuerzo por volver a contactar con aquel aspecto olvidado de nosotr@s mism@s, y volcarnos en el niño o la niña que fuimos. Tratar de observar el mundo con sus ojos, aquellos ojos de la inocencia y la maravilla que una vez nos ofrecieron el universo en bandeja.

Acerca de rivendelian

Estudié Filología Hispánica, he sido recepcionista, administrativo, jardinera, educadora ambiental, ilustradora, pintora, escritora, auxiliar veterinaria, madre, maestra, psicóloga, enfermera, limpiadora, cocinera, panchadora, taxista, experta en autismo y mil cosas más... Pero nada de esto me define. Soy poco sociable, pero comunicativa; pachona, pero curiosa; rebelde, pero cariñosa. Mis raíces están en Gredos, pero me siento asturiana de adopción. Adoro a los animales, me encanta la astronomía y mi lugar favorito es un bosque viejo (preferiblemente de hayas o robles). Sonrío cuando camino entre guijarros, cuando escucho cantar a mis hijas, cuando meto los pies en una corriente fresca, cuando pinto, cuando me reencuentro con amigos lejanos, cuando sueño... Prefiero el té al café, no como carne, me encantan el piano y el arpa, pasear bajo la lluvia, el olor de las mandarinas y la hierbabuena, y meterme castañas asadas en los bolsillos en invierno. Me siento observadora del mundo, y en él busco cosas que los demás ni saben que existen. Soy una que anhela SER, más allá de todas las características que me "adornen" en esta experiencia de vida.
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14 respuestas a Juego de Niños

  1. Isabel dijo:

    ¡Que bonita entrada Riven! Es curioso, treinta años antes que tú yo también queria ser pastora, le pedia a mi padre que me comprara al menos una oveja , se reian de mi . Cada año pasaban delante de mi casa los pastores extremeños ¡que envidia ! atravesar España con la casa a cuestas… unos años más tarde tambien como tú descubrí a Miguel Hernandez, aunque en esos tiempos estaba prohibido. Creo que tuve una infancia feliz aunque muy pronto empece a tener problemas, nunca encajé muy bien en esta sociedad, me costó años y dolor aceptarme como soy. Con diez años y olvidado el pastoreo, mi sueño era ser pintora, algo casi imposible en aquellos tiempos. Con dieciseis años compré mis primeros óleos y con el dinero de los cuadros que vendía me fuí a estudiar pintura a Barcelona. Siempre que fui fiel a ese sueño he sido feliz, la metedura de pata fue de jarlo de lado durante un tiempo, de ese error nacieron mis hijos que era tambien mi otro sueño . Como ves, sombras y luces . No tengo fotos de cuando era pequeña , era y es una de mis rarezas, tampoco sabría enviarlas. Gracias por compartir tus sueños y darnos la oportunidad de contar los nuestros. Abrazos

    • rivendelian dijo:

      Querida Isabel, las niñas que somos aún se parecen en muchos aspectos, por lo que puedo apreciar… Pero tú si que lograste sacar adelante tu sueño de ser pintora,a pesar de tomarte ese «descansito» para crear esas otras obras maestras que, sin duda, son tus hijos.

      Yo, sin embargo, sé que traicioné un poquito a mi ser infantil, que según todo el mundo había nacido con el don de la creatividad pictórica. En el colegio era «la pintora», y me pasaba la vida haciendo murales inmensos para actividades y celebraciones varias. Mis profesores y compañeras (era un colegio de monjas y sólo para niñas) me alababan y me sacaban los colores, porque era muy tímida y discreta, no me gustaba destacar. Además, había un familiar muy cercano que se empeñaba en hacerme comprender que nadie vivía de la pintura, salvo los artistas muy buenos y con mecenas, y que debía centrar mis esfuerzos en estudiar y sacar una carrera que tuviera futuro laboral. Llegué a sentirme muy desinflada y mediocre, hasta el punto de renunciar a mis planes de estudiar Bellas Artes, pero aún así, como me tiraban mucho la lengua y la literatura, acabé matriculándome en Filología, con lo cual mis posibilidades de encontrar trabajo y satisfacer a esa persona fueron igual de escasas.

      Así fue como abandoné ese «don», provocando la segura decepción de la niña que fui. Pero con el paso del tiempo, la oportunidad volvió a llamar a mi puerta, de la mano de unos conocidos (amigos de unos amigos) que me encargaron una colección entera de dieciseis cuentos para ilustrar. Aquello fue como un reencuentro conmigo misma, una oportunidad fantástica para retomar el hilo de mis sueños. Y desde entonces no lo he vuelto a soltar, lo sostengo como una cometa de maravillosos colores que ondea en lo alto a la espera de nuevos retos. No hace mucho volví a ilustrar un impresionante libro de poemas de otro conocido (amigo de una cuñada), y espero que el viento siga siendo favorable a mi cometa voladora.

      ¡Qué pena que no tengas fotos! Seguro que eras (y sigues siendo) una niña maravillosa: sólo por tus deseos de irte con los rebaños de la transhumancia ya me has tocado la fibra sensible… De haber pasado los pastores extremeños delante de mi casa en aquella época, yo también me habría cogido un zurrón y una manta y me habría escapado con ellos por los montes. Otr@s soñaban con escaparse con el circo, pero mira, a mí ese mundillo nunca me atrajo. Me parecía percibir mucha miseria y tristeza detrás de aquellos trajes de colorines y aquellos focos… además de descubrir una súbita compasión por los animales que tenían esclavizados.

      Te mando un beso gordo, amiga, y a seguir tejiendo luces y sombras, pues son el yin y el yang de nuestra existencia y no podría haber unas sin las otras… 🙂

  2. Chopito dijo:

    Me emociono al leer este trocito de recuerdos, en ese lugar que siempre tendremos para disfrutar en el futuro y recordar el pasado con nuestros antepasados, por desgracia muchos ya no estarán físicamente pero si lo están en nuestros recuerdos y en nuestros corazones.
    Un beso enorme.

  3. rivendelian dijo:

    En nuestros corazones hay mucho sitio, querida prima, para emociones, recuerdos, personas y otros seres queridos… Tú estás en el mío en un puesto de honor, y no sabes lo mucho que significa para mí leerte por aquí. Rivendel es otra dimensión de nuestro adorado pueblo serrano, en el que compartimos tantas vivencias preciosas desde pequeñitas. Aquí tendrás siempre un rincón al que acudir para relajarte, disfrutar y compartir lo que te apetezca… Y allí seguiremos teniendo siempre ese calor familiar, esas energías amorosas que nunca nos abandonarán, esas tierras en las que tanto disfrutamos en la infancia, y ese río hermoso que nos recuerda que todo es un flujo constante.

    Te mando todo mi cariño y mi emoción en este día especial en el que, por fin, nos hemos dedicado una buena charla telefónica. Otro besote inmenso para ti, corazón.

  4. Ana Belén dijo:

    cómo me gusta leerte… vas a acabar siendo de mis autoras favoritas…

    • rivendelian dijo:

      Vamos, que Rosa Montero a mi lado hace redacciones de primaria 🙂 🙂 Gracias por tus piropos, Anita, pero eres muyyyyyyyyyyyyy exagerada. Casi tanto como yo poniendo «y´s».

      Pasé muy buen rato contigo ayer por la tarde. ¡Me encantan las visitas sorpresa!… Besotes a ti y tus princesitas.

  5. lalunagatuna dijo:

    ¿A qué no sabes de quién estaba enamorada de pequeña? de Peter Pan!!! ah y después de Luis Mariano tengo hasta una foto dedicada…Y como Ysabel leí a M. Hernández, Lorca, Blazco Ibañez en francés, luego en castellano cambió a más mi amor por ellos. Estaba predestinada.
    A ver si consigo poder mandar una foto. Sí, nuestra nin@ duerme dentro de nosotr@s y sólo realicé un sueño: encontrar el gran amor. La verdad es que me viné a España sólo por un año con 16 años y aquí sigo considerándome española y defendiendo este hermoso pais a capa y espada…El destino, no hay más.
    Cuando escuche Abba pensaré en tí.
    Abrazos Rivenniña. Muy guapa por cierto.

    • rivendelian dijo:

      Chiquitita, tell me what’s wrong
      You’re enchained by your own sorrow
      In your eyes there is no hope for tomorrow
      How I hate to see you like this
      There is no way you can deny it
      I can see that you’re oh so sad, so quiet

      Chiquitita, tell me the truth
      I’m a shoulder you can cry on
      Your best friend, I’m the one you must rely on
      You were always sure of yourself
      Now I see you’ve broken a feather
      I hope we can patch it up together

      Chiquitita, you and I know
      How the heartaches come and they go and the scars they’re leaving
      You’ll be dancing once again and the pain will end
      You will have no time for grieving
      Chiquitita, you and I cry
      But the sun is still in the sky and shining above you
      Let me hear you sing once more like you did before
      Sing a new song, Chiquitita
      Try once more like you did before
      Sing a new song, Chiquitita

  6. BERTHA dijo:

    Que bonito me ha resonado lo de Rivenniña dicho por Domi ¡¡¡¡¡
    Pos si queriditas, sigamos siendo niñas como en aquel entonces, y creyendo que el mundo es como nosotras lo vemos, SIENDO OTRA VEZ NIÑAS.
    Os dejo un enlace guay, y ya vereís en el minuto 25′ lo que ya sabiamos por el amigo Furly. Por cierto, vuelve a poner el acento estos días en lo de Alma Agua/ AguaAlma. Uuissssssh porqué será ?
    – Oye niña, que no estoy volviendome criptico , que soy muy muy clarito. (recordaís nuestro viejo rifirafe sobre lo retorsío que me parecía??????) Pos éso. Que lo disfruteís y que le visiteís en http://www.Sombrasbaul.com
    Os quiero

  7. rivendelian dijo:

    ¡Es justamente el primer video que vi después de tu recomendación! Me alegro de que hayas puesto el enlace para que más gente pueda acceder a esta teoría. Y sí, tienes razón, yo también sentí y pensé que este hombre venía a cofirmar las ideas de Miguel: la inteligencia natural se almacena en el agua de nuestras células… Esa alma acuática es la que vibra, transmite, recibe y guarda toda la sabiduría del universo. ¡Ojalá encontrármos el modo de acceder a ella!

    Voy a echar un vistazo antes de acostarme por Chez Furlock, que tengo lectura atrasada (siempre ha sido muy prolífico en sus entradas, parece una coneja, hay que ver lo que pare este hombre, je, je…) (y sí, es retorcido como un sarmiento, las cosas como son… pero le sigo adorando, qué se le va a hacer… 🙂 )

    Bueno, ¿y mi Bertaniña cuándo nos regalará los ojos con una fotillo tierna y algún recuerdín trasnochado? ¡Seguro que eras Antoñita la Fantástica! Anda, porfa, participa en el juego, que me haría mucha ilu ver a la duendecilla que llevas dentro y que te sale, por suerte, muy a menudo… ¡Deléitanos con tu prosa exuberante! ¡Ya tardas! (Con tu poesía ya te has estrenado en donde los Poetas Tuertos, así que muchas gracias por soltarte la melena y tirarte en plancha)

    Mañana me voy a liar con los armarios, a ver si entre la ropa de verano de las niñas encuentro mis partículas desdobladas… ¿o tendré que ir a buscarlas a Betelgeuse? ¡O igual están ya de camino hacia acá! ¡Ufff qué colocón de física cuántica, madre!

    Me largo, que me conozco y luego me dan las dos donde el Furly. Besabrazos de buenas noches.

  8. BERTHA dijo:

    Si, dispongo de fotitos pero en color sepia. Jajajaja. No, era broma, pero es que no sé como colgarlas This is the question. Y que sepas que yo tambien me refugiaba en mi diario. Lo tengo como oro en paño, ahora vete tu a saber donde joño guardo el orooro. Tengo aún la mitad de mis baules del recuerdo sin abrir. Acomodandome en la casa. Pero si, no os ibais a creer cómo era la niñaBerti o la Bertamari. Con deciros que una vez enseñé la foto de novia y me dijeron si era la de la 1ª Comunión. Jo que fuerte ¡¡¡
    Con lo del enlace lo hago a posta pues soy así. Creo que destila esperanza en el fondo fondo, y no estan las cosas como para la lírica. Pero serenidad y calma en grandes dosís, y que no se nos olvide nuestro viaje a tres bandas, que allí se hizo una cosa que está escrita, además ya sabes lo que comenté : nuestros modos de escribir-narrar tienen fuerza, mucha fuerza. Con el añadido de que en algún no tiempo ya están materializados en plan positivo. Quizás un día nos demos una vuelta por esa línea fantastica y nos riamos como niñas. Todo es posible, pues forma parte de nuestros futuros probables.
    Por cierto, tengo que decirte que intentes el Mms con nuestra pequeña hadita. Si te das un voltio por la site de Jim Humble hay novedadesnovedosas. Y sino en Northvortex.wordpress.com

  9. rivendelian dijo:

    Gracias por la recomendación, Berthiña. Todo lo que pueda suponer un avance para la hadita menor lo recibo como oro en paño. He leído muchas menciones al MMS donde Miguel, pero como por esos lares se habla en furlockiano, no he cogido muy bien la onda. Con tus datos de Jim Humble y Northvortex o lo que sea eso ya puedo investigar un poco más… La verdad es que siempre he tenido muy en cuenta el tema «alimentación» (en el que incluyo minerales y elementos de los que podamos tener carencia que afecte ciertas funciones vitales) en todo lo tocante al desarrollo y mejora de Elena. Ha habido temporadas en las que nos hemos esmerado especialmente en no darle ciertas cosas y darle otras, y se han totado cambios espectaculares… Ya te contaré.

    Bueno, me he asomado al patio un ratito, pero de momento, como ves, no hay mucho movimiento en el blog, ni por mi parte, ni por la de nadie más (menos mal que Wolfman nos ilumina con algún verso en El Club de los Poetas Tuertos..) Lo cierto es que atravieso una temporadilla en la que no tengo más remedio que permanecer casi al cien por cien en la «Simulación» nuestra de cada día, luchando contra ella a mi manera y tratando de mantener el tipo. Eso me impide volcarme como me gustaría en nuevas entradas y comentarios. Espero que mis querid@s lectoras y lectores sepan comprenderme y tengan paciencia. Porque volveré.

    Un beso muy grande a tod@s.

  10. viejecita dijo:

    A mí me pasa como a Bertha, que tengo cientos de fotos de antes de empezar a esconderme de las cámaras, pero tampoco sabría como colgarlas.
    Y yo » de pequeña», quería ser pirata, o caballero andante, y me pasaba las horas trepada a los árboles más altos, o subida al tejado ,( era jefa de una pandilla, en que yo era la única chica, que nos dedicábamos a hacer barrabasadas ), y me llevé un disgusto morrocotudo cuando me dí cuenta de que era una chica, sin remedio.
    Se me pasó el disgusto cuando tuve a mis hijos, que el ser madre compensa todo.

  11. rivendelian dijo:

    🙂 ¡Cuánta razón tienes, Viejecita! Lo de ser chica para mí también fue un disgusto de padre y muy señor mío, era mucho más divertido ser jefa de pandilla (que yo también lo fui, no te creas), y cuando me llegó el momento de «crecer», como a Wendy, me llevé un gran chasco… Pero pienso, igual que tú, que cuando te conviertes en Madre te instalas en otra dimensión que te redefine y te completa y te llena de esperanzas. Si no fuera por l@s hij@s, seguramente ser adulto sería mucho menos interesante…

    A ver, respecto al tema de las fotos… Para las que habeis admitido vuestra torpeza a la hora de mandarlas, aunque yo tampoco soy ninguna experta, es más fácil de lo que creéis… Si tenéis escáner, sólo hay que escanear las fotos en sepia y guardarlas en el ordenador como cualquier otro archivo, que luego podeis adjuntar a un correo que me mandeis (la dirección está en la parte superior del blog). Si no teneis esos adelantos de la técnica, pero sí disponeis de cámara de fotos (el móvil mismo), hay una segunda manera, un poco más «chapu», pero igualmente válida, que consiste en poner la foto sepia en un lugar bien iluminado, fotografiarla de cerca con la cámara en función «macro» (es decir, que enfoque desde cerquita) y luego descargarla en el ordenador como haríais con cualquier otra foto. .. ¡No es tan complicado, chavalas! ¡Si hasta una negada para las tecnologías como yo lo ha conseguido!

    ¡Venga, animaos, no me busqueis excusas! Con la ilu que me hacía a mí que participara la gente en este jueguecillo y pudiéramos conocernos de pequeñaj@s, snif… ¡Qué poco éxito ha tenido mi iniciativa!

    Pues nada, no participéis, sos@s, que sois un@s sos@s… ¡¡Pdrrrfffftttt!! (sonido de pedorreta 🙂 )

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